Uno de los muchos peligros para nuestra sociedad al tener un presidente que es un mentiroso serial – que no se comporta como adulto, ya no digamos como presidente – es que lo ignoramos más fácilmente, aun si resulta decir alguna verdad.
Sí, algunas cosas son ciertas aun si las cree Donald Trump. Exploré una de ellas en China la semana pasada; su acusación de que es desleal en el comercio.
Mi visita a Pekín me dejó con dos respuestas contundentes. La primera es que subestimamos a China – y atribuimos todo su aumento en el crecimiento a prácticas comerciales desleales – a riesgo nuestro. El país ha sido rápido e inteligente al adoptar nuevas tecnologías, particularmente el internet móvil. Por ejemplo, se ha movido tan rápido a ser una sociedad sin dinero, en la que todos pagan por todo con un teléfono móvil, que los periódicos chinos reportan que los mendigos en las principales ciudades han empezado a poner un código QR en sus boles para que los transeúntes pueden escanearlo y utilizar aplicaciones para pagos móviles, como Alipay de Alibaba o WeChat Wallet de Tencent, para contribuir a la cuenta de pago móvil del mendigo.
Amigos chinos, hombres y mujeres, me dicen que ya no cargan bolsas ni carteras, solo un teléfono móvil, que usan para todo, incluida la compra de vegetales a vendedores ambulantes.
“Estados Unidos ha estado soñando con convertirse en una sociedad sin dinero”, me hizo la observación Ya-Qin Zhang, el presidente de Baidu, el principal buscador chino, “pero China ya lo es”. “Ha superado al resto del mundo” y ahora es la primera móvil en todo.
Wang Xing, el fundador de Meituan.com – un sitio web chino móvil que es una combinación de Fandango, Yelp, OpenTable, Grubhub, TripAdvisor, Booking.com y Angie’s List – me dijo que tiene alrededor de 300,000 personas en bicicletas eléctricas que diariamente entregan comida y provisiones a 10 millones de usuarios de internet móvil. “Somos la compañía de entrega de comida más grande del mundo”, dijo Xing.
Y, en una época cuando los datos crudos de internet, de personas y cosas, son el nuevo petróleo, el hecho de que China tiene 700 millones de personas que hacen tantas transacciones diariamente en el internet móvil significa que se están apilando cantidades masivas de información que se pueden extraer para identificar tendencias y estimular nuevas aplicaciones de inteligencia artificial.
Más aún, mientras que Trump se sale del acuerdo climático de París, China deja sistemáticamente al carbón. Xin Guo, el director general de Career International, me dijo que dos de sus vacantes de más actualidad en China están en “los programas informáticos y la nueva energía” – todos están buscando ingenieros para los coches eléctricos, y las energías solar y eólica. Walter Fang, un alto ejecutivo en iSoftStone, que ayuda a diseñar ciudades inteligentes y sustentables en China, “hace apenas dos semanas, traje como una docena de empresas emergentes de energía verde de Massachusetts” para mostrarles oportunidades en China.
Y, con todo, por inteligente que haya sido China al adoptar nuevas tecnologías, tiene méritos la queja general de Trump de que no es leal en algunas áreas del comercio, a expensas de los trabajadores estadounidenses y europeos, y se necesita resolver, ahora. Antes de ir a Pekín, le envié un correo electrónico a la persona más inteligente en comercio que conozco dentro de China (quien tendrá que pasar sin nombre) y le pregunté que si Trump tenía algo de razón.
Me respondió: “Tu nota llegó mientras me deslizo por el campo chino a 300 kilómetros por hora de Pekín a Shanghái. Hay casi 60 trenes que van de Pekín a Shanghái cada día, típicamente, con 16 vagones con capacidad para transportar a casi 1,300 personas. ,Ķ Pasamos por interminables fábricas nuevecitas e inmaculados edificios de departamentos en prácticamente cada ciudad a lo largo del camino, y muchos más siguen en construcción. Como sospechas, yo he sido empático de muchas de las ideas de Trump sobre las políticas comercial e industrial. En todo caso, es posible que Trump haya llegado demasiado tarde”.
Auch.
El problema central, explicaron dirigentes empresariales estadounidenses y europeos en China, es que cuando Estados Unidos permitió que China se integrara a la Organización Mundial de Comercio en el 2001 y tuviera un acceso mucho menos restringido a nuestras mercados, le dimos el derecho a seguir protegiendo partes de su mercado – porque era una “economía en desarrollo”. El supuesto fue que mientras China reformaba y se hacía más nuestro igual, desaparecerían su barreras comerciales y su ayuda gubernamental a las compañías chinas.
No fue así. China creció en fuerza, se convirtió en igual de Estados Unidos en muchos campos y continuó protegiendo a sus propias compañías de la competición extranjera, ya fuera limitando el acceso o demandando que las empresas extranjeras tomaran a un socio chino y transfirieran su propiedad intelectual a China como precio del acceso o canalizándoles créditos a bajos intereses a las empresas chinas para que crecieran y compraran a sus competidores extranjeros.
Una vez que esas compañías fueron lo suficientemente grandes, se las soltó al mundo. China planea utilizar esta estrategia para implementar su nuevo plan – “Hecho en China 2025” – para ser la líder mundial en vehículos eléctricos, materiales nuevos, inteligencia artificial, semiconductores, biofarmacéutica, comunicaciones móviles 5G y otros sectores.
Con la encuesta de opinión anual más reciente de la Cámara Estadounidense de Comercio en China, dada a conocer en enero, se encontró que 81 por ciento de sus miembros se sentía “menos bien recibido” en China que en el pasado y ya tenía poca confianza en que China cumpliría sus promesas de abrir sus mercados. James McGregor de APCO Worldwide y uno de los observadores más entusiastas del comercio chino, notó recientemente que China le dice al mundo que su política es “la reforma y la apertura”, pero en los hechos “se parece más a la reforma y el cierre”.
Hoy, Alibaba puede establecer su propio servidor nube en Estados Unidos, pero Amazon o Microsoft no pueden hacer lo mismo en China. China acaba de acordar permitir que los gigantes estadounidenses de las tarjetas de crédito, como Visa y MasterCard, tengan acceso a su gran mercado – algo que debía hacer según la normativa de la OMS, pero que se rezagó durante años -, pero ahora las empresas nacionales chinas de servicios financieros, como UnionPay, dominan tanto al mercado chino que las estadounidenses tendrán que luchar por las sobras. A la líder en robótica mundial, la compañía alemana Kuka Robotics, la acaba de comprar la china Midea. Pekín nunca permitiría que Estados Unidos adquiriera una de sus gemas industriales como esa.
Esto no es justo. China necesita saber que algunas personas que no están de acuerdo con todo lo demás que representa Trump – y que valoran una firme relación Estados Unidos China – podrían, simplemente, apoyar su idea de un ajuste tributario más amplio a las importaciones para emparejar la cancha de juego. Debido a que nuestra relación económica con China está desfasada, y no solo porque China haga grandes productos, sino porque nosotros también, y ya es hora de que se les permita entrar a China por la puerta principal.
