19/01/2025
12:33 AM

Tener la razón o ser feliz

Emilio Santamaría

Un amigo me contaba de sus “amables discusiones” con su esposa, y en verdad disfrutaba al relatarlo. Cuando la agarraba en un error, cuando se equivocaba en algo, se lo hacía sentir. Sentía el triunfo de hacer valer sus conocimientos y de poner en evidencia que ella no era tan lista como él. Cuando tomó el curso Dale Carnegie de Relaciones Humanas y Comunicación Eficaz se sintió avergonzado de ese proceder. Pensó en cómo había perdido tanto el rumbo con alguien a quien amaba. Se preguntó ¿cómo fui capaz de herirla, lastimarla, nada más por demostrar que era yo quien tenía razón? Se dio cuenta de que, con esa forma de conducirse, evidentemente, el que gana, pierde.

Pero mi amigo no es la excepción. Hay más gente de la que pensamos que lentamente se vuelve inflexible, rígida y hasta temible. Y es que a menudo olvidamos el principio de que cuando discutimos con alguien a quien amamos no es tan importante tener razón como ser feliz.

Fue sir Winston Churchill el que escribió: “El fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”. Y es que usted estará de acuerdo conmigo en que es bueno tener opiniones, pero no dejar que las opiniones lo tengan a uno. Ser incapaces de cambiar una ideas es insensato. Tener razón suele ser una necesidad tan grande para mucha gente, que está dispuesta a dejar la felicidad e incluso su vida si es preciso para demostrar que tiene razón. Así los puede usted ver produciendo peleas interminables donde el único objetivo parece ser probar que el otro está equivocado.

Dale Carnegie, en su famoso libro “Cómo ganar amigos e influir en los demás” dedicó todo un capítulo a explicar que “La única forma de ganar una discusión es evitarla”. Y es que cuando no nos importa lo que el otro nos dice, sino que mientras nos habla estamos pensando en cómo defender nuestra idea, entonces nos transformamos en verdaderos necios. Dejamos de escuchar y así nos cerramos a la posibilidad de realmente pensar y hasta de analizar el punto de vista del otro. Nos negamos a aprender, a crecer. Y tenga en cuenta que cuando dejamos de crecer comenzamos a morir.

LO NEGATIVO: Creernos los dueños de la verdad y neciamente demostrárselo a los demás.

LO POSITIVO: Tener la lucidez de decidir que queremos ser felices o tener siempre la razón.

las columnas de LP