24/04/2024
12:27 AM

Mossi, el pago de los errores

Juan Ramón Martínez

Dante Mossi, presidente del BCIE y que aspiraba a la reelección, ha perdido la batalla. Por mayoría, el directorio le ha negado respaldo, motivado y justificado por los cambios del entorno político regional. Los errores de Mossi al pasar por alto que la economía no está divorciada de la moral y porque la amistad con Daniel Ortega y su régimen es tóxica, incluso para el más santo de los administradores económicos. Lo que ha provocado, desde la golpeada oposición nicaragüense y los ascos de los políticos de Costa Rica, un movimiento que ha echado por tierra las aspiraciones del destacado economista hondureño para seguir dirigiendo al organismo más sólido y de más prestigio de la integración centroamericana. La región centroamericana experimenta desde hace no menos diez años una situación muy irregular. No solo por el avance de China en contra de Estados Unidos, la Unión Europea y Taiwán, sino que, además, por el rebrote autoritario de Nicaragua y los continuismos salvadoreño y hondureño. De modo que, sin que Mossi lo haya visto, por falta de entrenamiento y sensibilidad o por ausencia de asesoría, operan confrontados un bloque democrático liderado por Estados Unidos y el autoritario manejado irreflexivamente por Ortega y Rosario Murillo. El grupo democrático ha atacado al BCIE por el apoyo que le dispensó, vía créditos, a la dictadura de Nicaragua. Costa Rica, por medio del exdirector Solís –un líder muy prestigioso, excandidato presidencial, muy austero--, ha criticado la gestión de Mossi por el crecimiento del gasto, el despilfarro, los sueldos de los directores y no pocas otras irregularidades que han disparado el gasto.

Mossi no ha podido responder a las críticas y neutralizar a sus opositores. Más bien ha cometido el error de justificar que la cartera financiera apoyando al régimen de Ortega, sino que ha defendido a su institución con un argumento equivocado: que el BCIE no es una entidad de defensa de los derechos humanos, con lo que cometió el más grande error personal. Sabe que desde 1979 hasta acá, la política de los derechos humanos ha sido central en las entidades financieras occidentales. El que China se haga disimulada en sus acuerdos económicos irrespetando este tema no significa que las cosas hayan cambiado. Y lo peor, que la influencia de Estados unidos y sus aliados no se ha evaporado de la región. Pasando por alto que la ruptura de Honduras con Taiwán y el disgusto de Estados Unidos le pasaría factura a Honduras y sus esfuerzos para posesionarse en posturas distantes de sus políticas tradicionales. Esta falta de visión de Mossi le llevó a creer que era suficiente el apoyo de Honduras para sus pretensiones, cuando en realidad fue el beso de la muerte. Porque la ruptura con Taiwán, que es miembro del BCIE, hay que agregar a Corea del Sur y a México, incluso que le negaron apoyo para asegurar su reelección.

En cambio, para los observadores lo ocurrido significa una gran lección que confirma que la lucha del bloque democrático contra el autoritario y su apoyo por parte de China apenas ha empezado. Y que quienes crean que pueden sobrevivir aislándose de Occidente y el liderazgo de Estados Unidos cometen un grave error. El cerco contra Nicaragua continuará. Quienes hagan amistad con Ortega tendrán que pagar los platos rotos, como le acaba de ocurrir a Mossi.

Nicaragua puede sobrevivir. El Salvador negociar todavía algunos espacios a su favor. Honduras, recién llegado al club de rencorosos resistentes, no tiene suficiente colmillo y experiencia en un mundo controvertido. Y esto es una lástima porque Dante Mossi es nuestro distinguido compatriota.

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