27/04/2024
12:50 AM

La muerte de Giovanni

Jorge Ramos Ávalos

“No es abuso de autoridad, es asesinato. El sinsentido -la locura absoluta- es que ocurra un asesinato en nombre de un asunto de salud pública”, tuit del director Guillermo del Toro.
Otra vez nos enteramos de lo que hace la Policía gracias a videos filmados en celulares.

El lunes 4 de mayo, alrededor de las9:30 de la noche, Giovanni López, un albañil de 30 años, se encontraba frente a su casa en Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco, cuando lo detuvieron policías municipales. Su hermano Christian me contó en una entrevista –que aquí puedes ver https://bit.ly/2XVg63b– que les preguntaron si traían cubrebocas. Y como no los llevaban puestos arrestaron a Giovanni. Christian corrió al interior de su casa, recogió su celular, salió de nuevo a la calle y empezó a filmar.

“Ustedes lo golpearon. ¿Por qué se lo llevan así?”, se escucha a una mujer en el video, dirigiéndose a los policías. “¿Por qué permite eso, comandante?”, le pregunta al líder del grupo. “Porque se estaba imponiendo”, le contestó.

A la mañana siguiente de su arresto, los familiares de Giovanni fueron a buscarlo a la estación de Policía y ahí se enteraron de que estaba muerto. “Eso es lo que yo no me explico”, me dijo Christian. “¿Por qué con tantos detenidos fue al único que quisieron pegarle hasta matarlo y darle un balazo (en la pierna)?”.

Tras la muerte de Giovanni, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, dijo que “no hay ningún elemento en la investigación que diga que este asunto tuvo que ver con el tema de los cubrebocas”; pero Christian no está de acuerdo. “Eso es mentira”, me dijo en nuestra conversación, “ya que él dio la orden de usar cubrebocas obligatoriamente”. ​Las preguntas son ¿por qué detuvieron a Giovanni y por qué lo mataron?

Christian guardó el video del arresto de su hermano por casi un mes. “Nos esperamos por el tema de las amenazas”, me dijo. Temía por su vida y la de su familia, pero al sospechar que la muerte de su hermano quedaría impune lo dio a conocer. (Al mismo tiempo, en EE.UU, el video del asesinato de George Floyd).

El 4 de junio, cientos de manifestantes protestaron por el asesinato de Giovanni en Guadalajara. Y lo que yo vi -gracias a reportes en vivo de la televisión local, videos subidos a youtube.com y en las redes- son varios incidentes de abuso policial.

​Observé a un joven con una camiseta verde siendo arrastrado por tres policías. Uno de ellos le da una patada con una de sus botas y luego otro lo golpea con fuerza por la espalda. ¿No es esa una franca violación de los derechos humanos? Lo sorprendente es que esto ocurre mientras se transmitían en vivo y los policías ni se inmutan, como si fuera lo más normal.
​Noté cómo varios agentes cargaron por cada una de sus extremidades a un joven que no ofrecía resistencia. Y vi a un policía encapuchado poner su rodilla sobre la cabeza de un manifestante. Fueron solo unos segundos, pero ¿por qué la Policía usa todavía este tipo de estrangulamiento? Una llave parecida durante más de 8 minutos le quitó la vida a Floyd.

​Y hay más casos. El gobernador Alfaro declaró por televisión: “Ayer, la Policía actuó con toda la prudencia… para resistir un embate de gente que venía a provocarlos. Lo que tuvo que hacer la Policía fue un acto de disciplina y valentía”. Sí, también vi patrullas quemadas, oficinas dañadas y cómo le prendieron fuego a un agente. La violencia es injustificable, pero la conducta de los cuerpos policiacos fue de clara represión, no de prudencia. ​Esto continuó el 5 de junio frente a la Fiscalía del Estado, adonde fueron llevados muchos de los detenidos. De nuevo, videos de celulares y de televisión filmaron a supuestos policías sin placas golpeando con palos a manifestantes. ​Lo grave es el patrón de brutalidad policiaca: primero con el arresto y asesinato de Giovanni y luego durante las protestas en Guadalajara. No tiene ningún sentido que las manifestaciones contra los excesos policiales terminen en más violaciones a los derechos humanos. No podemos olvidar que todo comenzó por el asesinato de un joven inocente.

“La verdad, el pueblo ya está enfadado de tantas injusticias”, me dijo Christian antes de despedirse. “Yo desconozco si hubo infiltrados o no, yo vi que era pura ciudadanía de Jalisco que pedía justicia”. ​En un país donde muchos mexicanos le tienen miedo a la Policía, este es el momento de exigir un cambio. Empezando por medidas que eviten la brutalidad policiaca y la rampante corrupción, y si todo falla tenemos los celulares en la mano y las redes sociales a un clic. La muerte de Giovanni no debe quedar en vano. ¿Es mucho pedir que en México la Policía proteja y cuide en lugar de reprimir y matar?