27/04/2024
01:26 PM

La desastrosa realidad del Curla

Víctor Ramos

Hace unos años, cuando era vicedecano de la Facultad de Ciencias Médicas y miembro del Claustro Pleno Universitario, hice un viaje a La Ceiba para observar al Curla, ya que la prensa publicaba muchas irregularidades que ahí ocurrían.

Por muchos años, el Curla estaba gobernado por una sola persona que se hacía elegir por dos períodos, luego ponía a un mequetrefe, y se reelegía nuevamente por dos períodos; eso sucedió casi por dos décadas, hasta que esa persona falleció. Las elecciones eran apadrinadas por la mancha brava que aparecía en las fotos de los periódicos con pistolas y garrotes.

En esa ocasión me topé con una triste realidad. El establecimiento estaba en condiciones de deterioro desastrosas. Techos rotos, paredes sucias, todo el ambiente lleno de basura. Los predios agrícolas llenos de maleza y los animales en una situación lamentable. En algunos lugares se podía ver maquinaria convertida en chatarra, pero no solo se trataba de la apariencia física, también el nivel de enseñanza andaba por los suelos, a tal grado que yo llegué a afirmar que un egresado del Curla era incapaz de distinguir entre una semilla de aguacate y una de rábano.

Hoy en día, profesores y alumnos han vuelto a mostrarnos al Curla sumido en las mismas condiciones de hace unas décadas. Totalmente destrozado y en abandono. He visto un reportaje en donde se señalan animales desnutridos o muertos por falta de alimentos y de asistencia veterinaria.

Hay una comisión interventora que, por ahora, como logros, solo tiene el consumo de salarios y viáticos, según denuncias de los medios. El centro está en huelga hace varios días y las autoridades, en vez de dar una respuesta adecuada, han llamado a los alumnos a recibir clases vía internet. La junta interventora ha gastado 1.6 millones de lempiras, pero la excusa del rector es que no hay fondos pecuniarios.

El panorama es tristemente desastroso: “La estructura está a punto de colapsar, no hay insumos para las prácticas agrícolas, los laboratorios sin microscopios, aulas que se les filtra el agua y pupitres dañados”. Yo agrego que hay mucho ganado, insumos y maquinaria desaparecida, tal es el caso de los semovientes incautados que les dieron en custodia. Hacen falta químicos, guantes, herramientas, se ha quejado un estudiante, y por tal motivo no pueden realizar las prácticas.

Peor panorama ya no es posible.

Todo esto no es más que la expresión de la incapacidad del rector para conducir a la Universidad por el camino del éxito, el mismo que se ha propuesto reelegirse mediante la conformación de una Junta de Dirección que es afín a sus aspiraciones, a pesar del rechazo estudiantil y de la gran mayoría de los docentes y de su incapacidad manifiesta como se ve en el Curla y porque la Unah en vez de progresar va por la senda del retroceso.

El Curla, por su tarea de formar profesionales para impulsar el desarrollo agrícola y de la ganadería, es una de la dependencias de la Unah más importantes, debido a que Honduras en un país agrícola y que los campesinos, en su mayoría, siguen cultivando con la utilización de técnicas de los antiguos mayas, como sembrar el maíz con güisute, o no usar fertilizantes por su elevado precio o por no poder controlar las enfermedades o por dedicarse a cultivos que no son rentables y, ahora, insostenibles por el cambio climático. No podría decirse que el Curla en su tiempo de existencia haya contribuido al mejoramiento de la agricultura y la ganadería en el país.

¿Qué hacer? Tanto estudiantes como profesores deben pugnar por un cambio radical en la Unah, comenzando por su dirigencia, que, actualmente, está conformada por los antiguos discípulos de Ramos Soto y sus métodos antiuniversitarios.

Morazán dejó la tarea de salvar al país a los jóvenes. Estamos esperando su respuesta.

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