25/04/2024
06:07 AM

La cultura en aprietos

Renán Martínez

Son muchas las instituciones promotoras de la cultura en todas sus manifestaciones, como la Academia Hondureña de la Lengua, que enfrentan serias dificultades por la falta de apoyo gubernamental y el incumplimiento de las correspondientes subvenciones estatales.

En el caso de la Academia Hondureña de la Lengua nos causó escozor saber que no se les ha pagado su salario a los empleados desde enero del presente año debido a que el gobierno no ha cumplido con el compromiso de prestarle su apoyo moral y económico a la referida institución compuesta por un grupo de intelectuales expertos en la lengua de Cervantes.

La institución forma parte de las veintitrés corporaciones de América hispana y España, dentro de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Vale recordar que Honduras firmó un acuerdo multilateral sobre la Asociación de Academias de la Lengua Española de Latinoamérica en Bogotá en 1960, cuando Ramón Villeda Morales era presidente de Honduras y Juan Carlos I el Rey de España.

La corporación fue calificada por el Príncipe de Asturias como “un hito que nos llena de orgullo a todos los que habitamos en la Patria Grande de la lengua que nos une”. El artículo segundo de aquel histórico convenio que fue ratificado por Honduras el 13 de diciembre de 1992 y vigente desde el 14 de noviembre de 1963, estipula que el Estado se compromete a prestar apoyo moral y económico a la academia para su sostenimiento.

“Cada uno de los gobiernos signatarios se compromete a prestar apoyo moral y económico a su respectiva Academia Nacional de la Lengua Española, o sea a proporcionarle una sede digna y una suma anual adecuada para su funcionamiento”, dice el artículo.

El incumplimiento de esta subvención tiene en aprietos a la institución y consecuentemente en dificultades económicas a sus empleados algunos de los cuales temen ser lanzados a la calle por los propietarios de las viviendas que ellos alquilan. Sabemos que la sede de la Academia se encuentra sin electricidad, sin agua y sin internet, todo ello a raíz de que el gobierno no ha cumplido con el pago de la subvención que está obligado a pagar a la Institución para su funcionamiento.

Esto además ha llevado a que la academia no realice las actividades culturales que tiene programadas ni haya entregado los premios Ramón Amaya Amador y Rafael Heliodoro Valle, ni pueda editar los libros que tiene comprometidos, no pague los impuestos de bienes inmuebles, ni edite su Revista Hibueras. Cuando no se cumplen a cabalidad este tipo de convenios internacionales, la cultura entra en una crisis que repercute en el desarrollo del país tomando en cuenta que una nación sin educación difícilmente puede alcanzar altos niveles de prosperidad.