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Consumir o compartir

  • 15 diciembre 2021 /

La Navidad es una de las épocas que los hondureños más disfrutamos, el sustrato religioso de esta hermosa fecha se ha extrapolado al ambiente familiar celebrativo, junto con otras costumbres como los cohetes, la sabrosa comida tradicional de estos días y los famosos “estrenos” tan propio de nuestra gente en Nochebuena. No obstante, con un índice de pobreza del 75% estos lujos solamente pueden permitírselos unos pocos. Aún así sorprende el “boom” comercial que se desata en la ciudad y el país, centros comerciales abarrotados, tráfico interminable, gente entrando y saliendo con compras de las tiendas.

Todo producto de campañas publicitarias o promociones tan “atractivas” que hacen caer en la trampa del consumismo, hasta al más cauto, que lamentablemente impregna el ambiente y en ocasiones sustituye el auténtico centro de la celebración de la Navidad, que es el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo (aunque Cristo no haya nacido en estas fechas, pero eso es tema del próximo artículo).

El punto es que ante la realidad nacional, como hondureños y como cristianos, deberíamos replantearnos esta forma de “festejar”.

En primer lugar, por nosotros mismos y por nuestras familias, pues las deudas económicas son la principal razón por la que muchos viven trabajando intensamente, sufriendo consecuencias inevitables en el rompimiento de sus relaciones familiares, y la cuesta de enero, con las tarjetas de crédito en rojo son un aditivo innecesario a semejante presión.

Por otro lado, es urgente reconocer que a la base de una conducta consumista que rebasa nuestro poder adquisitivo, no solo es una pésima cultura financiera personal o familiar, sino también el afán por suplir con lo material, aquello que no sabemos llenar con lo humano, lo cristiano y sobre todo con el amor. Aprender a vivir con sobriedad sin por eso sacrificar la belleza, el encanto y el espíritu de estas fiestas, un arte fino de hilar, en el que el compartir puede cobrar un protagonismo sorprendente y mucho más satisfactorio que el consumir. Porque mientras millones de personas van por el mundo derrochando su dinero en cosas no tan necesarias para celebrar estas fiestas, otras únicamente añoran tener un lugar donde vivir, comida y salud. Y es allí donde el auténtico espíritu navideño puede hacerse presente a través de tantas y múltiples formas de compartir, de dar y de donarse en este tiempo, no te quedes corto, sé creativo, motiva la generosidad, practica la solidaridad, y encontrarás mayor alegría en el dar, y en el darte a los demás.