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Concretar es indispensable

  • 27 diciembre 2022 /

En estos días en los que ordinariamente dirigimos la mirada hacia los meses que han pasado del año a punto de concluir, y también hacia los que el nuevo año pone ante nosotros, es necesario tener claridad sobre la manera en que debemos enfrentar ambas realidades. Respecto a lo que hayamos hecho o dejado de hacer en este 2022, poco podemos hacer. En todo caso, si nos hemos comportado de manera inadecuada en la vida familiar, en el trabajo, en las relaciones sociales o en nuestro papel como ciudadanos, queda aprender de tales hechos y circunstancias, evitar los errores que podamos haber cometido, pedir perdón si hiciera falta, sacudirnos el polvo, encogernos de hombros y continuar nuestros caminos. Como nos enseña la sabiduría popular: a lo hecho, pecho. Para nada sirve torturarse con el pasado, porque no hay manera de desandar lo andado. Sobre lo que sí podemos actuar es sobre el tiempo que tenemos enfrente: doce meses vírgenes que no debemos menos que aprovechar. Sin embargo, cualquier propósito, de cualquier naturaleza, que vayamos a trazarnos para 2023, debe ser lo suficientemente concreto como para que, durante el curso del año, en el que suelen aparecer imponderables, situaciones jamás previstas, aquello que sí está en nuestras manos, bajo nuestro control, tome forma, se haga realidad y se convierta en un nuevo logro vital. Todos corremos el riesgo de quedarnos en propósitos muy vagos, demasiado generales, o que no tengamos suficiente claridad sobre los medios a poner para lograr unos objetivos. Y así es poco probable que logremos algo. Nos puede faltar una actitud con más sentido profesional a la hora de hacer propósitos. No olvidemos que las buenas intenciones nunca bastan, y que, como también nos enseña la sabiduría popular: de ellas está empedrado el infierno. Si me hago el propósito de mejorar mi cultura general a través de la lectura, lo mínimo que debo hacer es elaborar una lista de los libros que voy a leer y hacer un calendario de lectura. Debo, también, definir en qué momento del día voy a leer y durante cuanto tiempo. O llegaremos de nuevo a diciembre tan incultos como ahora. Más delicado aún, si me hago el propósito de mejorar mi relación conyugal, con lo fundamental y decisivo que es eso en la vida. Debo comenzar por hacer un diagnóstico objetivo de la marcha de la relación, realizar la “investigación” indispensable con el otro cónyuge, con las entrevistas y los cuestionarios necesarios, para saber como están realmente las cosas. Solo así puede definirse un plan de acción que llevará el matrimonio a un mejor nivel. Pero, concretar es indispensable. Lo otro es perder el tiempo en sueños y fantasías inútiles. No me cabe duda.