Al reconocer diplomáticamente a la República Popular China como la única representante del pueblo chino, Honduras no hizo más que atenerse a la resolución 2578 de la Asamblea General de la ONU, de 1971, que resolvió definitivamente el asunto de la representación de todo el pueblo chino en una sola China liderada por el gobierno de la República Popular China. No es legal reconocer a un Estado que no es miembro de la Asamblea General de la ONU.
La Asamblea General de la ONU puso fin a una disputa que se inició durante la fundación de la ONU en 1945, luego del fin de la II Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría. El gobierno de Chiang Kai-shek participó como miembro fundador de la ONU, pero el tema de la legitimidad de la representación del pueblo chino se planteó año con año en la Asamblea General luego de la proclamación de la República Popular China (RPCh). Frente a la inminente derrota para los Estados Unidos, su representación admitió en 1971 la posibilidad de que la RPCh asumiera el puesto en el Consejo de Seguridad, pero que China Taiwán formara parte de la Asamblea General. La propuesta fue derrotada y tras la votación los delegados de la RPCh asumieron la representación y los representantes de Taiwán salieron de la sala.
Tras la derrota de Japón, China, Gran Bretaña y Estados Unidos aprobaron en 1943 que todos los territorios invadidos por Japón serían devueltos inmediatamente a la soberanía china, resolución que sentó las bases históricas y legales de que Taiwán es un territorio inalienable de China.
Cuando la ONU acepta a la RPCh como representante de todo el pueblo chino, el presidente Nixon se aprestaba a visitar a China Continental y a ratificar la postura de una sola China, postura que aún dice sostener, a pesar del respaldo diplomático y en armas que concede actualmente a Taiwán provocando una situación de inestabilidad en el área.
Se puede afirmar que las relaciones sostenidas durante largo tiempo con Taiwán obedecieron a las presiones de Estados Unidos sobre Honduras y otros países sometidos y débiles en el ámbito de la Guerra Fría, a pesar de que el mismo país del norte reconoce a la RPCh como representante de todos los chinos, una sola China.
Esta situación anómala de esas relaciones con Taiwán la aprovecharon los gobiernos corruptos e ilegales de Honduras para ejercer, sobre los habitantes de la antigua Formosa una relación diplomática de chantaje. Si Taiwán solamente tenía el reconocimiento de unos escasos países, era lógico que Taiwán haría lo posible para mantener las pocas embajadas. Y esa fue la circunstancia que aprovecharon algunos de nuestros mandatarios y funcionarios para exigir dinero que no entraba a las arcas nacionales o que se destinaba a proyectos que no se ejecutaban. Yo me enteré, por ejemplo, de que algunas primeras damas acudían a la embajada de Taiwán a solicitar fuertes sumas de dinero a escasos días de cesar en sus cargo, con el fin de que iban a fortalecer la merienda escolar y otros pretextos mentirosos.
La embajada accedía, y no los critico porque su tarea era sostener a como diera lugar el reconocimiento de Honduras, a los pedidos más deshonestos e inverosímiles del gobierno catracho.
Honduras necesita de la cooperación internacional para impulsar su desarrollo, el desarrollo de la nación y no el de unos pocos corruptos. Sus relaciones diplomáticas deben basarse en el reconocimiento mutuo de la independencia, la soberanía y la autodeterminación, la cooperación mutuamente ventajosa sin pedigüeñismos, ni chantajes, ni condiciones indignantes o de sometimiento.
Honduras no exporta más porque no tenemos una industria productiva capaz de competir con igualdad con muchas naciones con quienes tenemos relaciones diplomáticas. Y es el fortalecimiento de la producción nacional el objetivo con el cual podemos establecer relaciones con países amigos que desean nuestro desarrollo y no nuestra sumisión.
Plantear volver atrás en la diplomacia con China es nadar contra la corriente mundial y volver a la violación de las resoluciones de la ONU, su Asamblea General y el Consejo de Seguridad, que reconocen a la RPCh como la única y legítima representante de todos los chinos.
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