El cambio climático exige decisiones costosas sobre el agua

Cuando los daños de la tormenta exceden la mitad del valor de la casa, las reglas de FEMA requieren que los propietarios eleven o reconstruyan fuera de la zona de inundación antes de poder recibir permisos de reparación.

  • Actualizado: 27 de enero de 2025 a las 00:00 -

Por: Gregory Barber/The New York Times

Poco después de mudarse a su casa en San Petersburgo, Florida, Meghan Martin y su esposo notaron un inconveniente en su nuevo vecindario. Las tranquilas calles de Shore Acres, una frondosa comunidad atravesada por canales, se inundaban ocasionalmente. Había días que a Martin, pediatra de sala de emergencias, le resultaba más fácil llegar al hospital en una tabla de remo —hazaña que ella demostró en un TikTok muy visto.

Los Martin se instalaron en su “casa a renovar” de un piso, pintando el exterior azul y actualizando la cocina de la década de 1950 con electrodomésticos nuevos y azulejo dispuesto en forma de espiga. Pero no llegaron al grado de realizar una renovación más radical: elevar la casa. Un puñado de vecinos recelosos del agua habían elevado sus viviendas unos 3 metros en el aire, añadiendo espacio para una cochera o almacenamiento debajo. La pareja se resistió cuando supo que el costo podría exceder el valor de su casa, que compraron en el 2016 por 265 mil dólares. Además, la casa nunca se había inundado seriamente.

Después de dos inundaciones —y dos rondas de arrancar tablarroca y tirar alfombras empapadas— reconsideraron. Recientemente dieron un anticipo para la opción más barata para levantar su casa —375 mil dólares.

A medida que el cambio climático intensifica las tormentas, una nueva generación de hogares enfrenta la amenaza de inundaciones.

Los propietarios de viviendas están decidiendo si pagan cientos de miles de dólares para elevarlas. En San Petersburgo, una ciudad en el área de la Bahía de Tampa acostumbrada a sufrir grandes tormentas, elevar una casa era hasta hace poco una rareza.

Los Martin estaban esperando los permisos para elevar su casa cuando llegó el huracán Helene en septiembre. El agua subió más de un metro hasta entrar en la casa. La pareja se está alojando con sus cuatro hijos, de entre 7 y 15 años, en una pequeña vivienda de renta. La familia fijó un nuevo plazo: elevarla antes de la próxima temporada de huracanes. Pero el año pasado Martin se había fijado el mismo objetivo. “Estoy nerviosa porque todos intentan hacer lo mismo”, dijo.

Elevar una casa comienza bajo tierra. Gatos hidráulicos en zanjas excavadas bajo los cimientos, empujan la casa hacia arriba. Se instalan cimientos nuevos, junto con escaleras y cableado y plomería reconfigurados.

Un fin de semana reciente, Albert Jasuwan, propietario de JAS Builders, uno de los pocos especialistas en elevado de viviendas en el área de la Bahía de Tampa, tenía tres casas “en el aire” y 22 más esperando permisos. Los precios pueden oscilar entre 800 y 2 mil 150 dólares por metro cuadrado. Elevar una casa típica de Florida construida sobre una losa de concreto puede costar 400 mil dólares, aunque casas más grandes pueden superar el millón de dólares.

La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) también ha elevado cerca de 22 mil viviendas en todo EU desde 1999 a través de programas de subvenciones que cubren entre el 75 y el 100 por ciento de los costos del elevado. Pero los fondos son limitados y la aprobación puede llevar años.

Hannah Rebholz, administradora de zonas inundables de la Ciudad de San Petersburgo, dijo que estaba contenta de ver tanto interés en poner las casas fuera de peligro. Ella espera ayudar a unos 20 propietarios a solicitar asistencia este año, una fracción de los que pagan sus propios gastos.

Cuando los daños de la tormenta exceden la mitad del valor de la casa, las reglas de FEMA requieren que los propietarios eleven o reconstruyan fuera de la zona de inundación antes de poder recibir permisos de reparación. Como resultado, muchos de los vecinos de Martin están vendiendo, al no querer o no poder elevar o reconstruir. La comunidad sigue siendo deseable, cerca (quizás demasiado cerca) del agua, con buenas escuelas, un parque infantil a poca distancia y una vecindad acogedora. Ella sospecha que los recién llegados más ricos reemplazarán las casas arruinadas con estructuras más grandes.

Lo único que lamenta es no haber actuado antes. “No queremos irnos”, dijo.

El único lugar a donde planean ir es hacia arriba.

©The New York Times Company 2025

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