Inesperado. Así fue el aguacero que azotó la capital la tarde de ayer. La tormenta acompañada de fuertes vientos y hasta de granizo en algunas partes hizo que se rebalsaran los sistemas de drenaje de diversos sectores de la ciudad, lo que causó inundaciones en calles, avenidas, bulevares, barrios y colonias en cuestión de minutos.
La lluvia de dos horas que cayó desde las 4:00 pm no dejó pérdidas humanas.
Para unas personas fue un encuentro sorpresivo con las fisuras y debilidades del territorio capitalino. Al menos esa fue la tétrica situación plasmada en la colonia Alameda, en el sector de Radio América, donde la tormenta dejó atrapados en sus vehículos a dos conductores en una laguna temporal.
Con un caudal que crecía y sin oportunidad de respuesta, las personas tuvieron que treparse en el techo de los automóviles en espera de que llegaran los cuerpos de socorro.
En los mercados capitalinos, los vendedores debatían si debían salvar sus productos o correr por sus vidas. Pero 15 minutos de agresiva lluvia no permitieron que los mercaderes actuaran, pues el torrente ya alcanzaba un nivel alto y se quedaron casi inmovilizados en sus locales.
“No tuve tiempo de rescatar mis cosas. Se las llevó la lluvia. Ni mudarme hace unos meses a esta zona me salvó”, relató, desgarrada, Gloria Araujo, mientras escurría el lodo de sus friolentos pies.
Los daños materiales son incontables. En otros sectores, la intempestiva tormenta solo permitió que las personas rescataran a sus seres queridos, mientras observaban a lo lejos cómo sus enseres quedaban sumergidos.
Los centros comerciales se convirtieron en prisiones para varios ciudadanos que realizaban sus compras. Techos removidos por el viento y estacionamientos inundados causaron pánico entre los compradores.
En en el barrio Guacerique, los internos del asilo de ancianos, María Eugenia, fueron evacuados por los bomberos.
Lisandro Rosales, titular de Copeco, informó que las torrenciales lluvias de ayer fueron el resultado de un fenómeno meteorológico conocido como cumulonimbus.
Las condiciones de lluvia se mantendrán en el territorio nacional. Según los análisis del Servicio Meteorológico y el Sistema de Alerta Temprana, en la tarde de hoy martes ingresará el quinto frente frío de la temporada.
Una tormenta
eléctrica
con vientos huracanados azotó la tarde de este lunes Tegucigalpa dejando a varios sectores están sin el servicio de energía eléctrica.
Varias personas quedaron atrapadas a raíz de la tormenta eléctrica que cayó sobre la capital de Honduras informó el Comité Permanente de Contingencias, Copeco.
Sin precisar una cantidad, la Copeco informó que adultos y niños permanecen sin poder salir en un sector del mall Las Cascadas, donde parte de la estructura habría sucumbido a la fuerza de los vientos que azotaron junto con la lluvia Tegucigalpa.
La Copeco más temprano había reportado que en horas de la noche ingresaría a Honduras un nuevo frente frío.
Esta tormenta ha dejado también inundaciones
en la colonia Kennedy, Hato de Enmedio, Los Castaños Sur, bulevar Morazán, La Alameda, Los Pinos,
San Miguel,
Honduras
entre otras. La quebrada de El Sapo en Comayagüela volvió a desbordarse.
Un poste cayo de energía eléctrica cayó frente al edificio del Congreso Nacional. Los bomberos piden
precaución
a los peatones y conductores por la caída de árboles y tenido eléctrico.
Hay ocho circuitos sin funcionamiento lo que ha provocado que la energía eléctrica fuera suspendida. La Enee espera que en las próximas horas sea restablecido el servicio. Hay postes de energía eléctrico, transformadores y líneas que han sido daños por la lluvia.
La lluvia vino acompañada con granizos en varios sectores de la capital, según los reportes de los ciudadanos.
La Cruz Roja reportó el rescate de dos personas que quedaron atrapadas en el interior de sus vehículos a inmediaciones de radio América.
La torrencial lluvia, que duró unos 45 minutos, comenzó a caer hacia las 15.30 hora local (21.30 GMT), tras un día de intensa calor.
A primeras horas del día las autoridades de Aeronáutica Civil cerraron el Aeropuerto Internacional de Toncontín por una densa capa de humo, producto de incendios forestales, que impedía la visibilidad.
