Ser privado de su libertad a los 22 años fue el factor detonante que encendió su deseo para convertirse en un incesante defensor de los derechos humanos hasta llegar a ser unos de los presidentes del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras, (Codeh).
Así lo reveló a LA PRENSA Andrés Pavón, un apasionado por el campo y expresidenciable, quien a la vez descartó conquistar nuevamente la silla presidencial.
Pavón, también escritor de novelas, es de la filosofía que “a un general por muy exitoso que le haya sido una estrategia no es correcto que la vuelva a repetir”; sin embargo, siempre será un eterno velador de los derechos humanos.
Nací en los campos bananeros de la Standar Fruit Company, en un lugar llamado Isleta, municipio de Sonaguera, Colón. Soy un hombre de la costa norte, dicen que la gente de los campos bananeros somos muy inteligentes porque no perdíamos ni un día de clases.
A mis 22 años fui objeto de un secuestro político. Fui secuestrado por 115 días en una cárcel clandestina en este país, siendo objeto de torturas y una serie de vejámenes. Luego de ser liberado tuve la oportunidad en Tocoa de conocer a Ramón Custodio López y en un taller de derechos humanos decidimos organizar en mi pueblo de Sabá un comité de derechos humanos sumando que ya tenía mi antecedente y también que a mi padre intentaron secuestrarlo.
En ese tiempo ya había expresado mis muestras de apoyo a las luchas sociales. Salí del país a los 17 años y regresé a los 22; en ese momento me detienen porque piensan que vengo de un país comunista y que he recibido algún tipo de instrucción o entrenamiento, y en esas fechas hubo un golpe de Estado a Álvarez Martínez, entoces la tensión era fuerte.
Primero hice un cambio de defensor a político, porque fui candidato presidencial y considero que hay que dar paso a otros líderes defensores de derechos humanos. Además, no se puede saludar con doble sombrero.
El Presidente me llamó a una reunión. Hablamos y fue un secreto manejando entre él y yo por más de seis meses hasta que en noviembre tomé la decisión.
Hay muchos desafíos; hay un encuentro entre Cuba y Honduras y es una buena experiencia.
En Cuba hay muchas oportunidades, como en el área educativa y de salud. También puede volverse una oportunidad para inversionistas hondureños que puedan impulsar proyectos de producción y turismo, al igual que Honduras puede ser una oportunidad para ese país.
Hasta ahora ninguno. Solo he dialogado con el embajador de Cuba en Honduras para ir afinando alguna ruta que nos pueda ayudar a buscar una buena relación entre ambos pueblos.
Me parece una gran oportunidad que va a permitir que América se vuelva a reencontrar y verse en el marco de la autodeterminación de cada pueblo.
Yo siempre seguiré siendo defensor, la principal razón es porque lo llevo en mi corazón, tengo una aproximación histórica con las víctimas, lo que me hace estar en permanente comunicación.
Faper es un partido glorioso, considerando que ya demostramos que ese enfoque de economía social y mixta que nosotros le ofrecimos a la población es aceptado por unas 20,000 personas. Estamos en la Corte con un amparo porque el Tribunal Supremo Electoral quiere eliminarlo.
Es difícil porque yo como estudioso de Sun Tsu que dice que a un general por muy exitosa que le haya sido una estrategia no es correcto que la repita.
Creo que Libre nació debilitado por sus estructuras.
Hubo un juicio en su momento y él salió inocente.
Pues sí, para qué decir que no. Pero lo que pasa es que he sido muy afín a todos los Gobiernos porque mi estrategia fue que si yo estoy con las víctimas quienes les resuelven a ellas es el poder. Por lo que tenía que estar en medio para lograr soluciones.
No (risas), fue un gran mérito eso. Una vez fui a reunión con Manuel Zelaya, era hora de almuerzo y él estaba comiendo, yo ya había almorzado y me ofreció comida, le dije que no porque ya había comido; vino él acercó su plato y me dijo come, agarra algo, y lo que le tomé fue una papita.