Tegucigalpa, Honduras.
Los planes para construir la cárcel de máxima seguridad o la “ alcatraz hondureña”, que albergará a los criminales más peligrosos del país, están bastante avanzados y en las próximas semanas se definirá el lugar en donde se alzará el inexpugnable recinto carcelario, confirmó a LA PRENSA una importante fuente de la Secretaría de Seguridad.
Por ahora, el Gobierno hondureño descartó la isla del Cisne, en el Caribe hondureño, como uno de los lugares para albergar el centro penal a fin de no afectar su ecosistema y sus atractivos turísticos; sin embargo, se busca otro espacio aislado de todo contacto humano en donde la fuga de un reo sea materialmente imposible.
En una entrevista con LA PRENSA, Luis Suazo, viceministro de Seguridad, confió que los estudios y los planos ya están terminados y solo falta que el presidente Juan Orlando Hernández y su equipo de Seguridad decidan cuál es el lugar más adecuado para la edificación del complejo penitenciario.
Suazo explicó que este penal será uno de los más seguros y resguardados del país y se analiza construirlo en una isla del Caribe o en otro lugar muy retirado, que puede ser en el departamento de Gracias a Dios o Patuca, Olancho, en donde el acceso y la comunicación son inaccesibles.
En enero pasado, el gobernante confirmó a este diario que se ha avanzado en el proyecto y el objetivo de esta prisión es mantener en confinamiento a los reos más peligrosos para evitar que desde las cárceles se siga atentando o cometiendo otro tipo de delitos contra el pueblo hondureño.
La cárcel de Naco, Cortés, será un penal de máxima, media y mínima seguridad.
“Hemos avanzado, necesitamos una cárcel de máxima seguridad en un lugar como el que hay en otros países, de donde no es fácil escaparse”, manifestó el mandatario.
El complejo estará completamente blindado y diseñado con barreras casi imposibles de penetrar y estará en un lugar tan aislado que cualquiera que piense fugarse debe tener claro el alto riesgo que corre de perder la vida en el intento.
En febrero pasado, la directora del Instituto Nacional Penitenciario (INP), Irene Gudiel Ardón, informó que se estudiaba también construir un penal de máxima seguridad en una de las haciendas incautadas a la banda de Los Cachiros en la aldea La Zamora, en Tocoa, Colón; no obstante, la población de la zona se ha opuesto al proyecto.
Este rancho se encuentra bajo gestión de la Oficina Administradora de Bienes Incautados (Oabi), pero cedida en comodato al Centro Universitario Regional de Litoral Atlántico.
Solo el 30% de los más de 18,000 reos que están en las 27 cárceles hondureñas tienen condena.
Cárcel de Naco
Por su lado, el subdirector de centros penales de Honduras, German McNeil, confirmó a LA PRENSA que el proyecto de la cárcel de máxima seguridad sigue en pie, pero por razones de confidencialidad no podía ofrecer mayores detalles del proyecto.
No obstante, detalló que a ese centro penitenciario solo irán todos los privados de libertad de alta peligrosidad y agresividad, pues así lo contempla la reforma que se aprobó el año pasado en el Congreso Nacional.
“Para esto existe un estudio técnico criminológico que se realiza a la persona y así se determina que es una persona peligrosa y altamente agresiva que solo puede estar bajo un régimen de confinamiento especial en cárcel de máxima seguridad”, detalló.
McNeil ahondó que también se construye el nuevo penal en la comunidad de la Acequia, en Naco, Cortés, el cual será un complejo penitenciario industrial que albergará a unos 3,200 presos en los tres regímenes de privación: mínimo, medio y máxima seguridad.
“Este será un centro de rehabilitación modelo, pues contará con complejos industriales y también agrícolas para la manutención de los reos”, dijo.
El funcionario explicó que el proyecto está en una fase avanzada de construcción y estará listo a principios de 2019.
McNeil indicó que en este penal se pretende albergar a la mayor parte de los presos que estaban en el centro penal de San Pedro Sula y que fueron enviados al Pozo I y II.
“Toda la gente que fue trasladada del penal de San Pedro Sula tiene que regresar a la zona por motivos de arraigo, y eso es algo que se va respetar también, pero los que están bajo régimen de máxima seguridad van a continuar en el Pozo I y II”, acotó.
Finalmente, el funcionario informó que se tiene listo un anteproyecto de ley que se enviará al Congreso Nacional para regular y prohibir la compra de terrenos o predios en la cercanía de los centros penales recientemente construidos en el país y los ya existentes, esto con el fin de evitar que personas asociadas a los reos puedan operar desde estas zonas.
Los planes para construir la cárcel de máxima seguridad o la “ alcatraz hondureña”, que albergará a los criminales más peligrosos del país, están bastante avanzados y en las próximas semanas se definirá el lugar en donde se alzará el inexpugnable recinto carcelario, confirmó a LA PRENSA una importante fuente de la Secretaría de Seguridad.
Por ahora, el Gobierno hondureño descartó la isla del Cisne, en el Caribe hondureño, como uno de los lugares para albergar el centro penal a fin de no afectar su ecosistema y sus atractivos turísticos; sin embargo, se busca otro espacio aislado de todo contacto humano en donde la fuga de un reo sea materialmente imposible.
En una entrevista con LA PRENSA, Luis Suazo, viceministro de Seguridad, confió que los estudios y los planos ya están terminados y solo falta que el presidente Juan Orlando Hernández y su equipo de Seguridad decidan cuál es el lugar más adecuado para la edificación del complejo penitenciario.
Suazo explicó que este penal será uno de los más seguros y resguardados del país y se analiza construirlo en una isla del Caribe o en otro lugar muy retirado, que puede ser en el departamento de Gracias a Dios o Patuca, Olancho, en donde el acceso y la comunicación son inaccesibles.
En enero pasado, el gobernante confirmó a este diario que se ha avanzado en el proyecto y el objetivo de esta prisión es mantener en confinamiento a los reos más peligrosos para evitar que desde las cárceles se siga atentando o cometiendo otro tipo de delitos contra el pueblo hondureño.
“Hemos avanzado, necesitamos una cárcel de máxima seguridad en un lugar como el que hay en otros países, de donde no es fácil escaparse”, manifestó el mandatario.
El complejo estará completamente blindado y diseñado con barreras casi imposibles de penetrar y estará en un lugar tan aislado que cualquiera que piense fugarse debe tener claro el alto riesgo que corre de perder la vida en el intento.
En febrero pasado, la directora del Instituto Nacional Penitenciario (INP), Irene Gudiel Ardón, informó que se estudiaba también construir un penal de máxima seguridad en una de las haciendas incautadas a la banda de Los Cachiros en la aldea La Zamora, en Tocoa, Colón; no obstante, la población de la zona se ha opuesto al proyecto.
Este rancho se encuentra bajo gestión de la Oficina Administradora de Bienes Incautados (Oabi), pero cedida en comodato al Centro Universitario Regional de Litoral Atlántico.
Cárcel de Naco
Por su lado, el subdirector de centros penales de Honduras, German McNeil, confirmó a LA PRENSA que el proyecto de la cárcel de máxima seguridad sigue en pie, pero por razones de confidencialidad no podía ofrecer mayores detalles del proyecto.
No obstante, detalló que a ese centro penitenciario solo irán todos los privados de libertad de alta peligrosidad y agresividad, pues así lo contempla la reforma que se aprobó el año pasado en el Congreso Nacional.
“Para esto existe un estudio técnico criminológico que se realiza a la persona y así se determina que es una persona peligrosa y altamente agresiva que solo puede estar bajo un régimen de confinamiento especial en cárcel de máxima seguridad”, detalló.
McNeil ahondó que también se construye el nuevo penal en la comunidad de la Acequia, en Naco, Cortés, el cual será un complejo penitenciario industrial que albergará a unos 3,200 presos en los tres regímenes de privación: mínimo, medio y máxima seguridad.
“Este será un centro de rehabilitación modelo, pues contará con complejos industriales y también agrícolas para la manutención de los reos”, dijo.
El funcionario explicó que el proyecto está en una fase avanzada de construcción y estará listo a principios de 2019.
McNeil indicó que en este penal se pretende albergar a la mayor parte de los presos que estaban en el centro penal de San Pedro Sula y que fueron enviados al Pozo I y II.
“Toda la gente que fue trasladada del penal de San Pedro Sula tiene que regresar a la zona por motivos de arraigo, y eso es algo que se va respetar también, pero los que están bajo régimen de máxima seguridad van a continuar en el Pozo I y II”, acotó.
Finalmente, el funcionario informó que se tiene listo un anteproyecto de ley que se enviará al Congreso Nacional para regular y prohibir la compra de terrenos o predios en la cercanía de los centros penales recientemente construidos en el país y los ya existentes, esto con el fin de evitar que personas asociadas a los reos puedan operar desde estas zonas.
