Ser amable y altruista fortalece el sistema inmune y la salud cardiovascular

Una sonrisa, un abrazo o apoyar a los demás impacta positivamente nuestra salud mental, emocional y física.

San Pedro Sula, Honduras.

¿Podría ser la amabilidad un elixir mágico que nos haga más felices y más sanos?Los especialistas sugieren que los actos de bondad, como la donación, el voluntariado y la tutoría, pueden mejorar la salud emocional, pero la ciencia también está estudiando cómo el altruismo beneficia la salud física.

Los actos de amabilidad pueden adoptar muchas formas. Puede ser algo tan sencillo como sostenerle la puerta a alguien, hasta un compromiso como donar sangre o iniciar una recaudación de fondos.

Los investigadores analizan cómo el altruismo mejora la salud física de forma mensurable, como la disminución de la presión arterial o el fortalecimiento del sistema inmunitario.

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Un estudio demostró que gastar dinero en los demás mejoraba la salud cardiovascular de los adultos mayores con riesgo por tener un diagnóstico de hipertensión.

Elena Triminio, psicóloga de la Región Departamental de Salud, dice que en términos de la psicología podemos decir que la amabilidad está presente en una persona que posee una adecuada salud mental, recordando que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.

“El término amabilidad viene de la unión de dos palabras del latín, estas dos palabras son “amare”, que es el verbo amar, y la palabra “idad”, que significa cualidad. Por lo tanto, entendemos la palabra amabilidad como la cualidad de amar. La amabilidad es uno de los valores que está fuertemente interrelacionado con el amor, la bondad y la benignidad”, dice.

Otros aspectos

Otro estudio analizó la expresión genética, el proceso que permite a una célula responder a su entorno cambiante, y examinó los cambios relacionados con los resultados de la salud física a largo plazo. En esa investigación se concluyó que la incorporación de “pequeños actos de amabilidad” en la rutina diaria podría alterar positivamente la regulación de los genes.

Algunos estudios de investigación relacionan la amabilidad con la liberación de neurotransmisores y hormonas que contribuyen al estado de ánimo y al bienestar. Waguih William IsHak, profesor y jefe clínico de psiquiatría del Cedars-Sinai de Los Ángeles, dijo que la hormona oxitocina, en particular, beneficia el bienestar general por sus efectos antiinflamatorios, proinmunitarios y antiestrés.

“Esta hormona de excepcional interés en medicina tiene una función protectora sobre el corazón. Resulta fascinante saber que se ha demostrado en estudios médicos que cuando una persona tiene un gesto de bondad con otro ser humano, suben los niveles de oxitocina en la persona que lleva a cabo el acto bondadoso, en la persona que lo recibe y también por muy sorprendente que parezca, en la persona que lo contempla aquel acto de bondad”.

La bondad, ya sea experimentada a través de la realización de actos espontáneos de bondad, la meditación de bondad amorosa, u otros medios, tiene un profundo impacto en el bienestar de la persona.Los investigadores también quieren medir la durabilidad de la felicidad que obtenemos de los actos de bondad, dijo Aknin. Nos sentimos bien justo después de actuar con generosidad y cuando lo recordamos, pero ¿cuánto dura eso?

“En conclusión la bondad es uno de los valores primarios que se deben enseñar al ser humano desde que nace, ya que somos seres sociales por naturaleza, y no podemos vivir aislados los unos de los otros, y actuar como si no nos necesitáramos, sino por el contrario estar siempre dispuestos a servir a los demás cuando fuese necesario, y hacerlo con el mayor agrado posible”, expresa la experta.