París, Francia
Vivir solo y ver a poca gente aumenta el riesgo de morir de un accidente cerebrovascular (AVC), según un estudio realizado en Reino Unido.
El estudio, publicado el martes, recabó datos de 479.000 personas, que respondieron un cuestionario para saber si estaban 'socialmente aisladas' (cuántas personas veían, con qué frecuencia salían) y si se sentían solas.
'El aislamiento social y el sentimiento de soledad están asociados a un riesgo más alto de infarto grave de miocardio o accidente cerebrovascular', indican los investigadores finlandeses en la revista médica Heart.
'El aislamiento social parece ser un factor de riesgo de mortalidad independiente tras un infarto o un AVC', agregan.
La originalidad del estudio residió en aislar este factor de los otros. En efecto, vivir solo suele ir aparejado de otros riesgos para el corazón, como un estilo de vida poco sano (tabaquismo, alimentación desequilibrada, falta de actividad física), una mala salud mental y la pobreza.
Excluyendo esos otros riesgos, el hecho de vivir solo aumenta la posibilidad de morir un 32% tras un infarto o un AVC.
Vivir solo y ver a poca gente aumenta el riesgo de morir de un accidente cerebrovascular (AVC), según un estudio realizado en Reino Unido.
El estudio, publicado el martes, recabó datos de 479.000 personas, que respondieron un cuestionario para saber si estaban 'socialmente aisladas' (cuántas personas veían, con qué frecuencia salían) y si se sentían solas.
'El aislamiento social y el sentimiento de soledad están asociados a un riesgo más alto de infarto grave de miocardio o accidente cerebrovascular', indican los investigadores finlandeses en la revista médica Heart.
'El aislamiento social parece ser un factor de riesgo de mortalidad independiente tras un infarto o un AVC', agregan.
La originalidad del estudio residió en aislar este factor de los otros. En efecto, vivir solo suele ir aparejado de otros riesgos para el corazón, como un estilo de vida poco sano (tabaquismo, alimentación desequilibrada, falta de actividad física), una mala salud mental y la pobreza.
Excluyendo esos otros riesgos, el hecho de vivir solo aumenta la posibilidad de morir un 32% tras un infarto o un AVC.