La analogía más precisa que encuentra para explicarlo es la del embarazo y el proceso de desapego que su esposa, Evaluna Montaner, tuvo que afrontar después de darle vida a su hija en común, Índigo. “Evaluna me contaba lo intenso y lo raro que era no tener a Índigo adentro (...) Lo digo para hacer un paralelo con lo que siento con mi creatividad, que cuando yo logro entregar y armar todo en esa ‘criatura’ (un disco), me genera un hueco el pensar ¿y ahora?”, comenta.