Pese a que cuenta con un portafolio inmobiliario considerable, incluida una granja en la que ha creado un santuario animal, en una ocasión Salma Hayek tuvo que mudarse a una casa habitada por fantasmas, que aterrorizaban a casi todos los que cruzaban su puerta, porque las ventanas y las puertas de la vivienda se movían solas y el piano sonaba sin que nadie lo tocara.
François-Henri Pinault, esposo de la actriz mexicana, era escéptico y no creía que estuviera ocurriendo nada sobrenatural, pero su única hija en común, Valentina, vio un espíritu en dos ocasiones y uno de sus empleados domésticos incluso se negaba a seguir trabajando allí por miedo.
Finalmente Salma, que se considera la mediadora de su familia, decidió contratar a un médium al que dio instrucciones precisas de que no se presentara con patas o cabezas de pollo para realizar un exorcismo.
“Comenzó a recorrer la habitación y dijo: ‘Hay una anciana aquí, y un niño’. Siguió diciendo más cosas y todo el mundo se asustó aún más, fue peor, encontró como veinte o diez, y lo peor es que en un momento dado Valentina le preguntó si el fantasma se había ido, porque ese estaba cerca de su habitación, y él le dijo que no y que era una monja”, ha explicado en el programa de Ellen DeGeneres.
Al parecer, todavía hay dos fantasmas que se niegan a abandonar la vivienda y el experto le aseguró a Salma que no sería buena idea tratar de obligarles a marcharse.
