04/05/2024
08:32 PM

El ingeniero de la recuperación crediticia de Honduras

Marlon Ramsés Tábora, presidente del BCH, lidera el gabinete económico que está cumpliendo con el FMI y las calificadoras de riesgo

Tegucigalpa, Honduras.

En las últimas semanas, el gabinete económico ha sido puesto a prueba y pasó con honores. Primero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) avaló las cifras del primer año del Acuerdo Trianual e incluso proyectó un mayor crecimiento económico para este año.

Con este aval, dos de las principales calificadoras de riesgo, Standard and Poors y Moody’s, mejoraron la nota de riesgo crediticio de Honduras y con ello una futura reducción de las tasas de interés.

Esta mejora económica ha sido reconocida por los principales bancos del país, que han salido con ofertas de crédito de hasta 20% de interés, muy por debajo del promedio del sistema financiero, de 36%.

Uno de los principales actores de la estabilidad y mejora macroeconómica es el presidente del Banco Central de Honduras (BCH), Marlon Ramsés Tabora, quien también es coordinador del Gabinete Económico.

El joven funcionario nació en 1969, tiene una amplia carrera política que data desde el gobierno de Ricardo Maduro Joest, pasando por consultorías en la Cepal y representante ante el BID. Su esposa e hijos residen en Estados Unidos.

Reservado en su vida personal y cuidadoso con sus respuestas, el ingeniero de profesión y con estudios en administración en la Universidad Católica, está convencido de que los retos son una oportunidad para lograr el éxito.

¿Su principal logro?

“Considero que es haber recuperado la credibilidad y la confianza en el país. Obviamente eso se refleja en un menor déficit fiscal, menor inflación, control del gasto público, una disminución en la tendencia del crecimiento de la deuda y muchas condiciones que de una u otra manera están siendo reconocidas. Creo que esto es un proceso de mediano y largo plazo, pero hay que crear las bases para avanzar en ese sentido”.

Con astucia evade responder a los críticos económicos que reconocen los avances, pero estiman que la fórmula significa un sacrificio en materia de inversión pública y social.

“Soy muy respetuoso de lo que otras personas pueden opinar, pero lo que tengo claro es que la autoridad no se delega y es a mí a quien han nominado presidente del Banco Central y coordinador del gabinete económico. Voy a tomar las mejores decisiones y colaborar con el apoyo de todo el equipo que me rodea”, responde.

A pesar de su juventud para el alto cargo que ostenta, es la tercera vez funge como servidor público; primero como presidente de Conatel (Comisión Nacional de Telecomunicaciones) en el gobierno del presidente Ricardo Maduro. Antes de irse al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) trabajó como viceministro de la Presidencia en el período del presidente Porfirio Lobo.

Fue con Lobo que salió como diputado suplente de Francisco Morazán porque cambió su residencia, ya que es oriundo de Copán.

“Nunca pienso con qué posición estaré. Llegué básicamente por la voluntad del presidente Juan Orlando Hernández, quien me pidió que colaborara con su proyecto”.

Foto: La Prensa

Sacrificios personales

“Tengo que reconocerlo: esto ha implicado un sacrificio, sobre todo familiar. Fue muy importante tener que separarme de mi familia para servir al país, pero mientras valga la pena y los resultados están a la vista, creo que seguiré trabajando de la misma forma como hasta ahora. No todos los días los ciudadanos tenemos la oportunidad de servir al país en una posición de tanto prestigio y reconocimiento”.

Considera que no se siente presionado por el cargo. “Soy una persona acostumbrada a tomar retos en mi vida y este es uno de ellos. Una de las principales características que han facilitado mi trabajo en el BCH es respetar la institucionalidad que ha tenido por más de 50 años. Sería un error e ingenuidad de mi parte pensar que de la noche a la mañana voy a cambiar una institución exitosa”.

Estudioso permanente

“Soy ingeniero de profesión y después saqué estudios de posgrado en negocios internacionales, pero sin duda el país requiere una nueva ola de economistas, por llamarla de alguna forma, con pensamiento mucho más moderno y un enfoque diferente por la situación que vive el mundo. Los retos económicos son muy diferentes a los que había hace 30 o 40 años”.

Mi familia, agrega, me critica porque nunca paro de estudiar y creo que llegó el momento de dedicarme a otras actividades importantes, en especial mi familia.

Creo que es importante cultivar la relación personal con Dios porque Él es el único que nos da sabiduría, salud y protección para salir adelante.

En ese sentido, en tres veces que he servido a mi país ha sido por solicitud de los presidentes y no porque yo andaba buscándolo, pero si se considera que puedo apoyar al país, pues con todo gusto lo haré. De lo contrario, seguiré con mis actividades personales y privadas, probablemente en otro ámbito de la vida.

Su equipo e inspiración

Soy un partidario de que en el Gobierno deben estar los mejores porque es la empresa de todos. No es posible que la empresa privada pueda darse el lujo de contratar a los mejores y el país no. Siempre voy a privilegiar a quienes tengan mayor conocimiento y compromiso con el país porque de eso se trata el servicio público.

Tal vez soy la cara más visible en materia económica, pero hay un gran equipo detrás de mí, empezando por mi colega y buen amigo, Wilfredo Cerrato, quien hace un excelente trabajo en la Secretaría de Finanzas.

Hay gran cantidad de equipo que trabaja de manera silenciosa y nos permite a tratar de enfrentar estos retos de manera contundente y muy sólida, basados en el trabajo que han hecho por años.

“La mayor fuente de inspiración la he encontrado en mi familia. Mis abuelos maternos y mi madre han marcado mi vida. Mi esposa siempre se encarga de aterrizarme cuando pierdo la perspectiva. De repente, eso no se valora y se quiere buscar en lo externo”.