El colombiano Reinaldo Rueda, nuevo técnico de la Selección de Honduras, tiene el gran reto de devolver a la Bicolor a la pelea del fútbol de Concacaf y mundial, y los retos no son sencillos.
Enfrente, el colombiano tiene la Liga de Naciones de Concacaf y más que nada la difícil eliminatoria rumbo al Mundial de 2026, cuya sede será compartida entre Estados Unidos, México y Canadá.
La Liga de Naciones de Concacaf -a jugarse entre septiembre y noviembre de 2023- será un termómetro, un torneo que no se debe ver de menos ya que para Honduras es la oportunidad de dar el primer paso hacia el Mundial de 2026.
Y Reinaldo Rueda sabe que lo primero que deberá hacer para lograr la meta es reconstruir a la Selección de Honduras, envuelta en medio de un torbellino de malos resultados, falta de confianza y un cambio generacional en el que las nuevas estrellas no han cuajado y en el que los nombres de los hondureños ya no resuenan en las vitrinas europeas.
Atrás quedó la selección de Noel, Amado, Suazo y Pavón, por decir algunos de los referentes históricos, que apoyaron el camino de Rueda en su primera dirección técnica de la Bicolor.
Rueda sabe que su principal reto será empoderar y hacer crecer a Buba, recomponer la defensa y el mediomapo y hacer brillar al “Choco” Lozano, Romell Quioto, Ellis entre otros.
Lo que siempre Rueda ha tenido claro es que cuenta con el “biotipo” del jugador hondureño, fuerte y aguerrido, que lo hicieron decirle que sí a Honduras en su primera asignación.
Esa podriá ser la clave ahora para sacar a la Selecicón del hoyo en el que se ha metido, con un sistema de juego débil, basado en la defensa y no en el ataque, con un mediocampo sin confianza y claridad y sin el miedo que imponía a los rivales tanto de local, en el Estadio Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula que era un fortín, o como visitante, en donde se consiguieron puntos valiosos.