Alejandro Andino, un pescador que se convirtió en ambientalista, ha sido víctima de persecución e intimidación en los últimos 5 años por defender la península Punta Sal
Pocos miembros de la etnia garífuna quedan en la barra, ya que aldea carece de agua potable y energía eléctrica. Aun así, decenas viven de lo que la laguna provee.