En 2012, la cepa H3N8 fue señalada como responsable por la muerte de más de 160 focas en la costa noreste de Estados Unidos, luego de provocar neumonía en los animales.
“Aunque el riesgo de la gripe aviar para el público en general es muy bajo, sabemos que algunas cepas tienen el potencial de propagarse a los seres humanos y por eso tenemos sistemas eficaces para detectarlas a tiempo y tomar medidas”, explicó la profesora Isabel Oliver, directora científica de la agencia de seguridad sanitaria.