“Apurate loco, ponele, dame el teléfono, apurate que no estoy bromeando con nadie”, fueron las palabras de advertencia del delincuente hacia una de las víctimas.
Comenzó su día temprano y llegó hasta una obra en construcción para iniciar su jornada laboral, pero sin saber que allí hallaría una muerte inesperada y trágica.