En la aldea Ticamaya hay unas 300 viviendas. Los vecinos exigen iluminación a la ENEE, porque los malvivientes llegan a la zona a abandonar los cadáveres.
Vender el excremento de murciélago para abono fue durante 13 años el sustento de varias familias en Las Ventanas, una alejada y pintoresca aldea de Villanueva.