Las personas obesas sufren más el impacto del calor extremo, por eso se recomienda la práctica regular de ejercicio para contribuir a bajar de peso, mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la presión arterial y fortalecer el corazón.
La “epidemia” de la obesidad ha progresado más rápido de lo anticipado, según estudios, su incidencia se ha cuadruplicado en niños y adolescentes, es decir, más casos de diabetes y cáncer en jóvenes.
A menudo, la enfermedad del hígado graso no alcohólico es silenciosa: no presenta síntomas.Pero si identificamos que tenemos factores de riesgo será necesario hacer modificaciones al estilo de vida.
El riesgo también es nueve veces mayor de pancreatitis y cuatro veces mayor de obstrucción intestinal, esto puede causar hospitalización y requerir cirugía, dependiendo de la gravedad.
La obesidad es una enfermedad crónica que puede provocar diabetes y otras afecciones como hipertensión, cardiopatías, apnea del sueño y problemas articulares.
Una persona obesa en “tercer grado”, tiene más del doble de probabilidades de morir que otra persona equivalente con un índice de masa corporal promedio.
Hoy pude leer en la prensa una noticia que viene a confirmar lo que por años creo y he predicado sobre los beneficios de la meditación. Un estudio internacional con participación de la Universitat Oberta