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La bella guerrera perdió su gran batalla

  • 23 diciembre 2011 /

Eva Ekvall, Miss Venezuela 2000, no pudo superar por segunda vez el cáncer de mama.

    Hay historias que no deberían contarse en tiempo de Navidad, pero ésta, es diferente. Trae un mensaje de reflexión y prevención y merece ser leída por todas las mujeres, porque el cáncer de mama las acecha.

    Tenía tan sólo 28 años, era exitosa presentadora de noticias, feliz esposa y orgullosa madre de una hermosa bebé llamada Miranda, pero desde que este terrible mal apareció en la vida de Eva Ekvall, Miss Venezuela 2000 y tercera finalista del Miss Universo 2011, nada volvió a ser igual.

    En febrero de 2010 le fue diagnosticado cáncer de mama y desde ese momento comenzó una guerra con las armas de la medicina moderna como las quimioterapias y las radiaciones que le provocaron perder su cabello y cambiar totalmente su imagen de bella reina de belleza a la de una mujer con anhelos de ganar la corona de la vida, la más preciada por las que padecen de esta enfermedad.

    Desde que me enteré que Eva Ekvall tenía cáncer, a través de Vivir en Rosa decidí contar su historia a todos los lectores de Honduras, conocer su proceso de combate al mal y recuperación y si esto no bastara, hasta aquellos pequeños detalles que plasmó en su testimonial “Fuera de foco” donde contó para la historia, el doloroso sufrimiento que es tener cáncer de mama.

    Según el comunicado oficial de Televen, la televisora donde Eva trabajaba como presentadora de noticias, “En el año 2007 contrajo matrimonio con el productor de radio John Fabio Bermúdez. Tres años más tarde se convirtió en la madre de una hermosa bebé llamada Miranda.

    Varios meses después de dar a luz, la vida de Eva Ekvall cambió. Le fue diagnosticado cáncer de mama, en fase “dos” de evolución, razón por la que tuvo que ser sometida a una mastectomía doble radical, enfermedad que logró superar con fe, fuerza y tenacidad.

    Triste

    Personalmente, Eva era mi reina perfecta. Espigada, pausada, serena, elegante, con rostro esculpido y una estampa de mujer que ya no se ve en ningún certamen mundial. Definitivamente la Miss Venezuela más bella que mis ojos han admirado hasta hoy.

    Con ella nació mi pasión hacia el certamen de la tierra de Bolívar. Cuando fue proclamada como la ganadora absoluta, nuestra emoción se desbordó, y más aún, porque había asegurado su lugar en Miss Universo, donde también merecía ser la ganadora.

    Pero jamás pensé que la efímera belleza de reina de la cual me enamoré perdidamente, iba a terminar así: muriendo en un hospital de Houston tras luchar sin descanso contra el maldito cáncer de mama.

    Es así como al recibir la noticia de su fallecimiento a través del perfil en Facebook del periodista venezolano Diego Montaldo Pérez se me vino a la mente aquella sincera y realista frase que un día dijo la inolvidable Eva: “se invierte mucho dinero en verse bella y no en salud. Si estás enferma no te vas a ver bella”.

    Cuanta razón tenía. Duele reconocerlo pero es la verdad. Mujeres menos bellas que ella darían lo que fuera por ser tan espectaculares como ella dejando a un lado la salud, y ella, en ese tiempo hubiese preferido tener salud para disfrutar más a su familia y vivir la vida, que poseer la belleza que la llevó a coronarse como la más bella de Venezuela.

    Fue más impactante leer en el diario El Universal de Caracas, unas declaraciones del diseñador Giovanni Scutaro donde compartió las últimas palabras que intercambió con Eva hace dos meses atrás cuando se trasladó a Houston para recibir tratamiento fuerte.

    “Gordo, sabes que me voy a despedir para siempre’. Yo le respondí: ahora es cuando queda Eva para rato y me dijo: no mi vida, no puedo más. Yo sé que me estoy despidiendo. Es muy duro porque nunca pensé que fuera a ser así”.

    Creo que ella estaba resignada a partir y ya no tenía esperanza para seguir luchando y por ello se adelantó a la despedida para con los que estuvieron a su lado en los momentos donde la tormenta la abatió sin que ella en ningún momento dejara de ser la Eva profesional, con temple y alegría ante el mundo.

    Recuerdos

    Otro de los fuertes impactos fue verla calva, aunque esto no le quitó su positivismo, puesto que en su cuenta en Twitter un día sorprendió a sus seguidores con un twett que rezaba “ya sé lo que se siente no tener un pelo de tonta”.

    En este proceso de lucha contra el cáncer de mama, Eva tampoco se dejó vencer por la depresión y la tristeza. Hubo escasez de lágrimas tal y como lo afirmó en una entrevista exclusiva al programa colombiano Entrevista Andrea de NTN24.

    Todos estos detalles los contó en su libro “Fuera de foco” donde además habla de SenosAyuda, una fundación que apoya a mujeres que padecen de esta enfermedad y de la cual ella se volcó totalmente a brindar su respaldo y concienciación.

    La mejor herencia que pudo dejar Eva a las mujeres del mundo no radica en su belleza, sino en la lucha que libró contra el cáncer y que la documentó tanto fotográfica como textual sobre el proceso de diagnóstico, tratamiento y recuperación que vivió durante ocho meses, con el fin de acabar con el tumor de su seno izquierdo.

    Eva Mónica Anna Ekvall Johnson vivirá por siempre en los corazones de los seguidores de las reinas de belleza, porque su historia es un digno ejemplo de que la belleza no lo es todo en la vida y que la vida misma, vale más que la belleza. Y como dijo en su libro, “con un diagnóstico precoz esta enfermedad pasa y la fuerza y el amor quedan”.

    Eva, sus memorias, sus recuerdos

    Ekvall no tuvo miedo de mostrarse calva o con pañuelos tras publicar su libro “Fuera de foco” o mucho menos salir en prestigiosas revistas de Venezuela y Colombia como Caras y Cromos. En estos testimonios, la reina de belleza demostraba su entereza e hidalguía hacia el cáncer de seno. Hace dos meses, el cáncer volvió a su vida y tras semanas de tratamiento en Houston, falleció de forma sorpresiva.