San Pedro Sula, Honduras.
No puede contener el llanto pero tiene aliento de esperanza. Jackeline Quiroz (26), madre de las siamesas que nacieron hace dos domingos en el hospital Mario Rivas, pide ayuda para salvar la vida de sus pequeñas.
La angustiada madre dice que con el esfuerzo de su esposo se hizo tres ultrasonidos en dos clínicas privadas de Puerto Cortés, pero nunca le informaron que las bebés estaban unidas.
“Ayúdenme, no dejen morir a mis hijas. Cuando me hice los ultrasonidos lo único que me dijeron es que a una se le escuchaban los latidos más bajos, pero que debía ser por la posición”.
Quiroz indica que le explicaron todo sobre la separación de las niñas, a las que nombró Alejandra Jackeline y Alejandra. Está consciente que solo una sobrevivirá, pero “también sé que Dios hace milagros. Lo primero que pensé cuando las vi fue que eran hermosas, luego vino un sentimiento de tristeza e impotencia”, expresa.
La joven madre viaja todos los días del Puerto a San Pedro Sula para alimentar a las niñas y el padre de ellas se queda cuidándolas en el hospital, porque Jackeline tiene tres hijos más que debe cuidar.
Salud de las siamesas
Los padres de las siamesas se llenaron de valor y cargaron por primera vez a sus hijas. Samuel Santos, neonatólogo, explica que las bebés están estables y ya les quitaron todas las intravenosas que tenían. Dice que posiblemente se les dará de alta, pero solo si la madre está de acuerdo.
No puede contener el llanto pero tiene aliento de esperanza. Jackeline Quiroz (26), madre de las siamesas que nacieron hace dos domingos en el hospital Mario Rivas, pide ayuda para salvar la vida de sus pequeñas.
La angustiada madre dice que con el esfuerzo de su esposo se hizo tres ultrasonidos en dos clínicas privadas de Puerto Cortés, pero nunca le informaron que las bebés estaban unidas.
“Ayúdenme, no dejen morir a mis hijas. Cuando me hice los ultrasonidos lo único que me dijeron es que a una se le escuchaban los latidos más bajos, pero que debía ser por la posición”.
Quiroz indica que le explicaron todo sobre la separación de las niñas, a las que nombró Alejandra Jackeline y Alejandra. Está consciente que solo una sobrevivirá, pero “también sé que Dios hace milagros. Lo primero que pensé cuando las vi fue que eran hermosas, luego vino un sentimiento de tristeza e impotencia”, expresa.
La joven madre viaja todos los días del Puerto a San Pedro Sula para alimentar a las niñas y el padre de ellas se queda cuidándolas en el hospital, porque Jackeline tiene tres hijos más que debe cuidar.
Salud de las siamesas
Los padres de las siamesas se llenaron de valor y cargaron por primera vez a sus hijas. Samuel Santos, neonatólogo, explica que las bebés están estables y ya les quitaron todas las intravenosas que tenían. Dice que posiblemente se les dará de alta, pero solo si la madre está de acuerdo.