Zozobra en Atlántida por invasiones de tierras

Jutiapa

Nino Rodezno, un hombre mayor, con la piel curtida por el sol y el rostro labrado por los años, sembraba maíz a la orilla de la carretera CA-13, casi al frente del incautado rancho Las Lomas en Lombardía, Esparta, departamento de Atlántida.Ya tenía varios metros lineales con matas de maíz a punto de dar elotes, pero preparaba la tierra con una mezcla de urea y fórmula para quitarle la resequedad causada por el sol.

Aunque él vive dentro del enorme predio de la hacienda, ubicada en una loma de paisaje fotográfico donde irrumpen en la escena al menos 10 casitas forradas de plástico y madera, asegura que el terreno que invadieron hace un año, no sirve para la siembra.

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A la entrada del rancho, una Bandera Nacional cuelga de los portones de hierro forjado, y adentro, varios hombres, mujeres y niños se pasean, sin mucho qué hacer.

La hacienda era propiedad de Carlos Arnaldo (El Negro) Lobo y fue incautada por la Oficina Administradora de Bienes Incautados (Oabi) y aunque en un inicio, esta entidad mantenía personal para que le diera mantenimiento, desde hace un año fue invadida por campesinos que esperan poderse quedar con la tierra y la propiedad.

Esta hacienda se hizo famosa hace unos años porque los empleados protestaron sacando a la carretera todo el ganado que cuidaban porque el Estado les adeudaba varios meses de salario.

Unos 50 kilómetros más atrás, entre Mezapa y Las Metalias, tres hombres de semblante humilde, pero poco amigables, terminaban de construir una cerca con alambre de púas para impedir el acceso a su nueva comunidad.

Este asentamiento está ubicado en otra loma llena de árboles gigantescos. Se denominan grupo campesino Río Bravo, y aunque aseguran que tienen tres años de ser dueños de esa tierra, las construcciones improvisadas que terminaban de acomodar, evidenciaban una reciente instalación.

“Cualquier información que quieran, llamen al INA o a la Anach”, dijeron cuando les dijimos que éramos periodistas.

La Anach es la Asociación Nacional de Campesinos de Honduras y su bandera cuelga en al menos dos de las cuatro propiedades invadidas que encontró Diario LA PRENSA en el recorrido por el departamento de Atlántida.A menos de un kilómetro para ingresar a Tela, otra invasión irrumpe el panorama.

Ubicada en la comunidad de Puerto Arturo, está instalada en lo alto de un cerro y, por detrás, en una planicie por donde pasa un pequeño arroyo.Ahí también ondea una Bandera Nacional y cuelga otra de la Anach. Es de la más recientes en ser invadida, y ya tiene varias covachas de plástico ubicadas en todo el terreno rojizo.

El 20 noviembre pasado, Gundemaro Antonio Castillo, gerente general del Fondo Ganadero de Atlántida, denunció que la invasión a tierras de su propiedad afectaba la producción de 400 mil litros de leche por año y aproximadamente de 800 a 1,000 toneladas métricas de fruta de palma aceitera.

“Aunándose a los problemas habituales de clima, costos altos y otros; ahora tenemos que enfrentar gastos en seguridad, legales y otros temas que hacen cada vez más difícil la producción agropecuaria y desestabiliza la inversión y la producción en el agro”, reza el escrito que los miembros del fondo hicieron llegar a la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh).

Héctor Castro, presidente de la Asociación Nacional de Ganaderos y Agricultores de Atlántida (Agaa), señala que en Atlántida, el más reciente blanco de los invasores, hay mucha incertidumbre y enorme preocupación por las invasiones, ya que muchos dueños de propiedades han sido amenazados.

“Se quiere estar extendiendo más esa gente. Tomaron las tierras del Fondo Ganadero en Tela. En El Porvenir intentaron, pero los dueños se armaron hasta los dientes y no los dejaron. Luego tomaron la propiedad de Sergio Villar en San Juan Pueblo. La primera vez tomaron la de ordeño (ganadería), y al día siguiente logró sacarlos con orden de desalojo.

Después le invadieron 150 manzanas de arroz y ahí mismo 250 manzanas de maíz. Ya tenía que cosechar y casi las pierdes, pero las logró recuperar”, expuso Castro.

El dirigente gremial considera que tienen información que la mayoría de invasores no son campesinos, pues están eligiendo fincas con producción.

“Sobran tierras que el Gobierno se las puede dar a los supuestos campesinos para que las trabajen, pero lo que vemos es que les gustan las fincas de producción, y lo más preocupante, fincas ganaderas. No es lo mismo cuando solo ocupan tierras, porque los animales necesitan que se les atienda 24 horas, necesitan alimentos”, lamentó.Castro señaló que lo lamentable es que las autoridades saben quiénes son los invasores y no actúan.

“Una de las fincas que fue desalojada volvió a ser invadida a menos de 24 horas del desalojo. Ellos saben quiénes son los cabecillas, y es preocupante porque les hicimos un llamado a los ministros de Seguridad y del INA en diciembre y dijeron que iban a actuar de forma contundente y no han hecho nada”.

Eso obligó a muchos dueños de tierras a armarse fuertemente para cuidar bien sus tierras y evitar que los invasores de oficio se apropien de todo, hasta de sus producciones.

“El Ministerio Público debería trabajar de oficio. Los productores a veces ganan centavos y ahora también tienen que estar costeando abogados para lograr órdenes de desalojo. Los costos se han elevado. Exigimos el respeto a la propiedad privada”, precisó el presidente de la Agaa.

Por otro lado, Luis Larach, empresario y expresidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC) se sumó al llamado para poner fin a la apropiación ilegal de tierras privadas.

“El tema de las invasiones nos preocupa de sobremanera a todos los hondureños porque ahí se está perdiendo el respeto a la seguridad privada, la mayor parte de esta gente no tiene ningún argumento ni justificación para invadir más que agredir. Un país que no tiene respeto y da seguridad a la propiedad privada y a la seguridad jurídica, es un país que está condenado al fracaso”, afirmó.