Crónica: Un día sobreviviendo como migrante venezolano en Honduras

LA PRENSA pasó todo un día con los migrantes venezolanos que se sitúan en la avenida Circunvalación de San Pedro Sula.

Foto: Héctor Edú

Migrante venezolano recibe dinero de un conductor en la avenida Circunvalación.

vie 16 de diciembre de 2022

6 min. de lectura

Imagínese quedar varado en un país extraño, sin dinero, sin ningún familiar cerca, indocumentado y sin la posibilidad de conseguir un trabajo, situación que obliga a permanecer varias horas en la calle, soportando un ardiente sol, para pedir dinero en los semáforos.

Giovanni, joven esposo y padre de dos niños pequeños, es uno de los muchos migrantes venezolanos que en la avenida Circunvalación de San Pedro Sula, frente a la 105 Brigada de Infantería, apela a la generosidad de los hondureños para comer, vestirse, alquilar una pequeña habitación y juntar dinero para el viaje.

Regístrese aquí para acceder a contenido ilimitado

Con más de una semana en Honduras, Giovanni ya se adaptó a la comida catracha y hasta conoce a la perfección la moneda local. Su día comienza al despertar sobre una cama unipersonal en un pequeño hotel que cobra alrededor de 400 lempiras por noche.

Por supuesto que no está solo, pues, para economizar un poco, alquila su habitación junto a dos de sus compatriotas, a quienes, a pesar de ser recién conocidos, aprecia como si fueran sus hermanos. En ese mismo hotel, pero en distintas habitaciones, duermen otros venezolanos.

$!Crónica: Un día sobreviviendo como migrante venezolano en Honduras

Después de darse un baño y lavar ropa, dispone de 40 unos lempiras para desayunar. “Con esto me compro una o dos baleadas con una gaseosa”, dice mientras camina hacia una carpa donde se vende ese platillo típico de Honduras.

“Aquí en Honduras comen cosas que también se comen en Venezuela, como plátanos fritos con frijoles, yo no había oído de las baleadas, pero me gustan por son económicas y buenas”, menciona mientras revisa su teléfono celular, al cual le insertó una tarjeta SIM de Honduras y así mantiene comunicación constante con su familia.

Para saber
  • > La patrulla fronteriza de Estados Unidos registró en agosto recién pasado la detención de 25,349 venezolanos. Esa cifra es cuatro veces mayor a los 6,301 detectados en agosto de 2021.

Las horas del día pasan rápido y llega el momento de dirigirse al punto de la ciudad que ya conoce y donde se reúne con más venezolanos para pedir dinero durante la tarde. Con su bandera en la mano y su mochila en la espalda va hacia Circunvalación.

Camina por las calles de la ciudad sin temor alguno. Dice que nunca ha sido víctima de un asalto, pese a que siempre carga consigo los únicos objetos de valor que posee y el dinero que tiene ahorrado para continuar su viaje.

$!Crónica: Un día sobreviviendo como migrante venezolano en Honduras

Estando ya frente a la base militar, se para en medio de la calle y cuando el semáforo se pone en rojo aprovecha a acercarse a las ventanas de los automóviles. Junta sus dedos de la mano derecha y los lleva hacia su boca, indicando que pide dinero para comer. “Una ayudita, por favor”, menciona.

Cuando ve que un cristal baja y una mano se extiende desde adentro, corre rápidamente para recoger los lempiras que le ofrecen. “Gracias, que Dios me lo bendiga”, le desea al hondureño que acababa de sacar un billete de 20 para dárselo.

Para saber
  • > Honduras funciona como un oasis para los venezolanos, pues, según dicen, es el país donde mejor los han tratado. Aquí convergen tanto los que se dirigen hacia EEUU como los que van de regreso a Venezuela.

El Sol comienza a hacerse sentir y Giovanni levanta la bandera de su país por encima de la cabeza para utilizarla como sombrilla, pero de poco o nada sirve por la delgada tela con la que está hecha.

Después de un rato decide volver a la acera y sentarse cerca de un negocio dedicado a la venta de repuestos para motocicletas. Allí tanto los trabajadores como el guardia lo conocen y permiten que recargue la batería de su teléfono.

$!Crónica: Un día sobreviviendo como migrante venezolano en Honduras

Giovanni comienza a contar el dinero reunido a eso de las 3:00 pm, guarda un poco en una de las bolsas de su pantalón y después dedica unos minutos a escuchar música, revisar sus redes sociales y conversar con su familia en Venezuela.

Uno de sus compatriotas comparte con él un plato de arroz chino que acababa de comprar. “Aquí no nos ha tocado pasar hambre, gracias a Dios, porque siempre nos ayudan. A veces hay personas que nos invitan a comer en restaurantes y otras vienen a dejarnos comida aquí porque ya nos conocen y saben que aquí pasamos siempre”, cuenta.

Él es consciente de que quizás es muy afortunado, pues, según menciona, sabe de venezolanos que duermen en la calle y a veces no prueban un bocado durante el día. “Allá están en la Terminal de Buses, piden permiso para descansar en una gasolinera que está cerca. Hay de todo, adultos, mujeres, niños”, afirma.

Luego de una hora, se levanta una vez más y repite lo que lleva haciendo desde que llegó a ese punto de la ciudad. La hora pico, entre 4:00 pm y 5:00 pm, es una de las más aprovechas por Giovanni y los demás venezolanos.

$!Crónica: Un día sobreviviendo como migrante venezolano en Honduras

Los rayos del sol apenas se ven y la noche comienza a ser cada vez más densa. Llegó el momento de retornar al hotel. Giovanni regresa a la acera, guarda su bandera, recoge la mochila y se dirige con su grupo. Mañana será otro día de rutina.

¿Cuándo saldrá de Honduras? Ni él lo sabe, porque aún duda si debe continuar hacia Estados Unidos o volver a su país. Pero mientras se decide, seguramente habrá hondureños que estarán dispuestos a contribuir con él.