Sin rastro de mareros en las calles de El Salvador

EL SALVADOR

A finales del año pasado, doña Mercedes volvió a sacar a la acera su puesto de venta de tajadas en una zona conflictiva de San Miguel en El Salvador.

Antes no podía, entre los asesinatos y la renta (extorsión) que le exigían a los comerciantes los pandilleros de la 18 sureños, era imposible.

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Cerca de su pequeño puesto de comida, en la colonia Los Naranjos, hay una pared donde se puede apreciar unas letras borrosas de lo que antes fueron “placazos”, unos grafitis que estampaban las maras y pandillas como señal de que ese territorio les pertenecía.

Las marcas han sido borradas por las autoridades y en muchas ciudades salvadoreñas los mismos pobladores se han dado a la tarea de pintar murales donde antes estaban las señales que causaban temor entre la población.

“Recorra esta calle, solo verá marcas blancas en las paredes, pues ya todas están borradas y la presencia de la policía y militares nos hacen sentir seguros”, describió.

Otra vendedora, que también ha logrado salir a la calle a ganar dinero para su sustento, respalda a Mercedes. Ambas se sienten más seguras que en el tiempo previo al régimen de excepción.

Aunque las dos señoras trabajan bajo el manto de seguridad, todavía tienen sus dudas, pues periodistas les solicitamos una entrevista con video y fotografías de sus rostros, pero se negaron por protección, pues las familias de los pandilleros capturados y otros que han huido aún vivían en las mismas casas.

Además del sentir de la población, el gobierno salvadoreño se respalda en las cifras como evidencia del polémico régimen de excepción, aunque no hay un acceso abierto a los datos, más allá de conteos aislados o parciales que brinda el mandatario Nayib Bukele.

En 2021 El Salvador registró una tasa de homicidio de 18.1 víctimas por cada 100,000 habitantes, mientras en 2022 la tasa rondó los 3.9 homicidios por cada 10,000 habitantes.

Según análisis de Infosegura, una plataforma que monitorea los niveles de violencia en Centroamérica, la tasa de homicidio nacional se redujo respecto a 2020. En total, se reportaron 334 personas víctimas de la violencia homicida y feminicida.

San Salvador fue el departamento con más víctimas de violencia homicida y feminicida en el primer trimestre de 2022.

Bukele, en su cuenta de Twitter, publicó hace un par de semanas que “El Salvador cierra el mes de enero de 2023 con una tasa anualizada por debajo de 2 homicidios por cada 100,000 habitantes. La tasa de homicidios más baja de todo el continente americano”.

La Policía de El Salvador informó que el pasado domingo 19 de marzo finalizaron el día con solo un homicidio en el país, ocurrido en Santa Ana, luego de una discusión de dos hombres cuando estaban departiendo.

El hechor fue capturado.La disminución de los homicidios, así como la captura de pandilleros ha devuelto la tranquilidad a muchos salvadoreños que transitan con mayor confianza por las calles de las ciudades.

Durante las noches, los centros nocturnos de San Salvador y las zonas turísticas están llenas de nacionales y extranjeros. Santa Tecla, uno de los municipios que fue testigo y tuvo muchas víctimas de la violencia de las pandillas, aparenta estar tranquila, aunque aún buscan sospechosos de estar organizados para cometer delitos.

En esa zona el año pasado los operativos de búsqueda de pandilleros fueron fuertes, entraban a las casas a cualquier hora del día y la noche y extraían a los sospechosos.

Ahora, la Policía no es que ha bajado la guardia, sino que se han concentrado en zonas donde tienen información de circulación de pandilleros o buscan a determinadas personas que ya tienen perfiladas.

LA PRENSA Premium fue testigo de uno de los operativos en la colonia Santa Gertrudis en Santa Tecla, donde hay viviendas construidas de láminas de zinc y otras de madera.

El lugar fue acordonado por un contingente de policías de Fuerzas Especiales que comenzaron a entrar a los inmuebles y a pedir la información de los familiares que estaban en ese momento.

De esa colonia varios supuestos pandilleros están en prisión en el Centro de Confinamiento del Terrorismo, donde ya hay 4,000 mareros, según la información que hizo pública Bukele.

Lo mismo sucede en otros municipios como Apopa, donde las autoridades aceptan que les falta la intervención de algunas zonas para capturar a más miembros de la pandillas.

Eran zonas que estuvieron controladas por las pandillas, como la colonia Valle Verde. Tras la redada a los mareros, se instaló un Centro de Bienestar y Oportunidades (Cubo), donde los niños y jóvenes hacen actividades educativas. En Soyapango y Mejicanos hay otros dos centros.