“Hay que enseñar a los niños a ser felices”: Guillermo Zúñiga

El experto considera que “el hogar es el responsable de la formación integral”.

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Guillermo Antulio Zúñiga Diéguez es un estudioso de la ciencia.

jue 13 de junio de 2024

San Pedro Sula

¿Qué es la neurociencia y para qué sirve? ¿Qué relación tiene con la salud mental? Las respuestas a esas dos interrogantes las tiene el profesor Guillermo Antulio Zúñiga Diéguez, doctor en Filosofía con 40 años de experiencia en docencia, administración e investigación en la Universidad de San Carlos en Guatemala y en varias universidades privadas.

En su reciente visita a LA PRENSA, el doctor estableció una correlación entre la neurociencia y la salud mental. Señala que si bien hablar de neurociencia no es algo nuevo que haya surgido en los últimos tiempos, se remonta desde los clásicos griegos. Desde la perspectiva de los aprendizajes, la Universidad de Barcelona ha profundizado al respecto en sus investigaciones no solo desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico.

“El cerebro tiene una particularidad esencial y es que prácticamente no descansa. Siempre está activo, es como un disco duro. Algunos hacen mejor uso de él y de la información que se maneja que otros. Nosotros escuchamos, leemos, percibimos muchas cosas, pero solo recordamos aquello que realmente nos llama poderosamente la atención. Entonces de eso se ocupa la neurociencia en el aprendizaje, y no es para una disciplina en especial, es un conjunto de disciplinas que vienen a formar todo el tema de la neurociencia”, citó el experto.

" Como padres tenemos una enorme responsabilidad. Ahí empieza todo. Cuando vas a impactar, a influir en la vida de tus hijos, cuando les dedicas tiempo, cuando ellos sienten ese acompañamiento, no solo van a ser generaciones de jóvenes alentados, sino, con visión. Porque si no hay visión, definitivamente sus aspiraciones van a ser muy cortas. Alentarlos a que sigan adelante en su vida y sus proyectos. La fórmula viene a ser: educación, educación, educación. "

Con respecto a las tensiones, al estrés, a la sobrecarga a la que se enfrenta el cerebro por el ajetreo diario, por el exceso de información, por el trabajo, los problemas o el uso sin control de dispositivos, le consultamos al profesor cómo se impacta este aparato tan vital.

“Cada ser humano es alguien muy particular e irrepetible. Entonces, puede ser que las tensiones, el estrés los agobie bastante sobre todo lo que mencionaba después de la pandemia, ver cómo se reducen los puestos de trabajo, deja una huella muy grande. Lo que está muy asociado a la neurociencia es el tema de las emociones, y ahí dependerá de la persona, pero sobre todo de su salud mental, que sea capaz de sobreponerse a todos los obstáculos y las situaciones adversas”, citó.

Zúñiga Diéguez afirma que todas las emociones, las sensaciones tienen un papel trascendental en el comportamiento y la conducta de las personas.

“La misma realidad regional de países como Honduras y Guatemala evidencian a una sociedad muy golpeada, personas que incluso han perdido la fe, no solo en las demás personas sino que hasta en ellos mismos. Entonces ya no hay respeto, ya no hay credibilidad por sus autoridades o por instituciones. Ese es un tema bastante fuerte a través de la cual la educación tiene que trabajar, porque hablamos mucho del aprendizaje con valores, con propósitos, pero dejamos por fuera algo esencial: los valores, las virtudes”, continuó.

¿Y cómo no sentir desesperanza, agobio y falta de fe?, le preguntamos. Señala que eso se resuelve con políticas de Estado, pero parten desde el hogar.

“El hogar es el responsable de la formación integral. En aquellos donde los niños ven el ejemplo de los padres, que están leyendo constantemente, que los animan a ir adelante, se interesan en sus problemas y les apoyan para poderlos resolver, definitivamente eso va dejando marcas. Porque si hay alguien que nos escucha, que nos atiende, y qué mejor que en mi propia familia, ni cosa mejor. Pero hay familias que cierran las puertas totalmente a sus hijos, son padres que creen que es en las escuelas donde les deben ayudar”.

Para sobreponernos a tanto agobio, el profesor Zúñiga Diéguez cree que es necesaria una revolución moral, porque esto es de darle una vuelta total al pensamiento, a la cosmovisión, a las creencias, a las políticas de acción.

“El hablar de la importancia de la salud integral es vital porque queda en el espacio de responsabilidad de cada persona. Y una persona con un equilibrio, con sanidad mental, eso le va ayudar a salir adelante, sin desmerecer el tema de las emociones. Sino hay emociones en tu día a día caes un aburrimiento, caes en una depresión nos hace preguntarnos ¿qué aspiran los jóvenes hoy?”, prosiguió.

El doctor Zúñiga Diéguez señala que las sociedades debe imitar la visión que tienen países como Israel en su sistema educativo y es enseñar a los niños a ser felices, “ya todo el conocimiento vendrá por añadidura. Que la persona sea feliz, que le dé sentido su vida para encontrar aprendizajes significativos”.