Rescatista: “No aseguro cuántos muertos fueron, pero sí había muchos restos...”

LA PRENSA Premium y EL HERALDO PLUS recogieron testimonios de testigos de la tragedia aérea y parientes de las víctimas del 16 de diciembre de 2017, entre ellas Hilda Hernández.

Foto: Archivo LA PRENSA

Rescatistas trasladan restos humanos tras EL fatal desenlace en Yerba Buena, montaña de Francisco Morazán.

vie 16 de diciembre de 2022

11 min. de lectura

San Pedro Sula, Honduras.

Olía a combustible y vegetación, hacía un frío intenso y no paraba de llover. Se apreciaba entre la neblina partes del helicóptero dispersas de manera generalizada, algunos restos humanos estaban cerca entre sí y otros retirados a metros, quedaron mutilados tras el impacto contra el bosque y la tierra de la gigantesca montaña de Yerba Buena, en el sector de Lepaterique.

Así recrea cinco años después la fuerte escena Orlando Davis Morazán (de 40), actual jefe del departamento de Coordinación para Grupos Nacionales Especializados de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco); pero que en diciembre de 2017 encabezaba una misión de la Unidad de Respuesta en la capital.

Morazán trabaja como rescatista desde el año 2005 y participó en operaciones de salvamento en otros accidentes aéreos y durante el huracán Mitch.

“No sabíamos quiénes habían muerto ni qué aeronave había caído, tras la alerta sacamos el equipo de alta capacidad de respuesta para entrar a la montaña”, comenzó contando durante una entrevista con el equipo de LA PRENSA Premium.

Era un sábado, y como de costumbre, el rescatista se encontraba en intensas labores junto a su equipo, cuando a las 3:00 pm les llegó una notificación: accidente aéreo en las montañas de Lepaterique, Francisco Morazán.

Acciones

“Al filo de las 5:00 pm enviamos una unidad de avanzada con dos hombres enfrente y a bordo de un automóvil urbano para monitorear la zona. Tras ellos nos alistamos 12 personas más que nos desplazamos en otros dos carros, llevamos planta de iluminación y material de rescate porque, pese a que desconocíamos por completo cómo era el sector por dentro, intuíamos que era complicado”, relató Morazán.

Los rescatistas llevaron logística capaz de atender accidentes y remover escombros, material de protección personal, camillas, botiquines con medicinas, combustible, alimentos y todo lo necesario para una estadía sin fecha de regreso.

Ese 16 de diciembre, como en días anteriores, llovía y era tanto el lodo sobre los caminos entre los pinos que ni los vehículos especiales para estas misiones pudieron pasar, por lo que no tuvieron más opción que moverse a pie y cargar sobre sus espaldas todo el equipo que armaron.

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Orlando Morazán lideró el equipo de rescate de la Copeco que se movilizó a la montaña aquel 16 de diciembre de 2017

“Algunos lugareños nos guiaban y otros nos decían que escucharon una explosión. Llegamos hasta en horas de la noche al lugar del accidente y unimos esfuerzos todas las instituciones sin que nadie tomara protagonismo”, rememoró.

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Por vía aérea era imposible recibir asistencia porque no se miraba absolutamente nada debido a las densa nubosidad, incluso hicieron campamentos y encendieron múltiples fogatas para contrarrestar el frío. De hecho, algunos socorristas fueron auxiliados porque presentaban cuadros de hipotermia.

Zozobra

“Cuando llegamos a la zona había militares que custodiaban el circuito y personal de Medicina Forense alrededor de las cintas que nos indicaban que no podíamos usurpar ciertos espacios. He estado en varios sucesos similares, pero fue la primera vez que estaba en uno tan difícil de explicar por la magnitud, había muchos restos...”, señaló Morazán con una claridad como si la tragedia hubiese sido ayer.

1. Accidente aéreo: se suscitó el 16 de diciembre de 2017 en las montañas de Yerba Buena. Murieron seis personas que iban en helicóptero.

2. Causas del accidente: un informe de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) concluyó que se produjo por volar cuando las condiciones del clima eran inestables.

3. Cinco horas para salir de la zona cero: los restos de las víctimas fueron trasladados por rescatistas en medio de la madrugada mientras enfrentaban la lluvia, el frío y los caminos fangosos. Por el impacto del accidente, los cuerpos se desmebraron, lo que dificultó a simple vista su reconocimiento.

En el sitio también había piezas fragmentadas y algunos objetos grandes que sí se podían identificar. “Miramos algunos fragmentos de personas y reconocimos tejidos blandos, no puedo decir cuántas personas o muertos habían allí porque ese trabajo fue de Medicina Forense con sus protocolos; pero evidentemente el ser humano es muy débil ante un accidente así”, sostuvo.

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El socorrista detalló que por el tipo de accidente sí hubo un incendio como tal, pero no fue esto la causa inicial de las muertes, sino el impacto. La dimensión del fuego se debió al tipo de combustible.

“La escena no fue grotesca porque ya estamos acostumbrados a mirar este tipo de hechos, pero sí impactante”, dijo. Tras los trabajos del equipo forense, metieron los restos en bolsas térmicas y los cargaron sobre colchas y camillas .

El trayecto para llegar adonde estaban varados los carros de la morgue duró cinco horas y fue hasta la mañana del domingo.

$!El intenso frío provocó que el trayecto de salida de los grupos de rescatistas en la montaña de Yerba Buena fuese lento.

“Cuando uno va a estas misiones lo que espera es atender y salvar vidas, pero en este caso fue desplazar los restos que quedaron. Esta experiencia fue fuerte sobre todo por la personalidad que iba en el helicóptero. En mi caso he brindado atenciones durante mucho tiempo y nos preparamos para salvar vidas y lo primero que hacemos es buscar sobrevivientes , pero el porcentaje de sobrevivencia ante algo como esto es mínimo”, apuntó.

Orlando Morazán trabaja como rescatista desde el año 2005, participó en labores durante el huracán Mitch, cuando murió en un accidente aéreo el político capitalino César Armando Castellanos Madrid, conocido como “El Gordito” y cuando se produjo la caída de un avión de la aerolínea salvadoreña Taca en 2008, que dejó cinco muertos y decenas de heridos en Tegucigalpa.

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“Humo no había...ese día estaba muy oscuro”: Lugareño

Josué Martínez escuchó un estruendo esa mañana del 16 de diciembre de 2017. Levantó la vista, pero no vio nada; sin embargo, ese sonido tan poderoso y tan escandaloso no pasó desapercibido para él ni para otros habitantes de la montaña de Yerba Buena, Francisco Morazán.

Hasta ese momento, nadie apostaba que a unos tantos metros se acababa de estrellar un helicóptero con seis personas a bordo, entre ellas Hilda Hernández, hermana del entonces presidente Juan Orlando Hernández. Y nadie lo apostaba porque no había señales de humo. Así lo recuerda Martínez, un humilde muchacho que amablemente acompañó a la Unidad Investigativa de LA PRENSA Premium y EL HERALDO Plus hasta la zona cero del accidente.

”Un día totalmente nublado, había brisas, casi no se miraba nada, así pasa en ocasiones aquí en la montaña, y ese día me acuerdo que estaba oscuro”, comentó.

Explicó que al momento del percance él realizaba sus labores de agricultura en un terreno cuando fueron sorprendidos por un fuerte sonido. “Sí, se escuchó el bombazo, un sonido fuerte sonó, lo que no sabemos era exactamente dónde era; pero sí fue un estruendo que creo que la mayoría de personas escucharon aquí”, aseguró.

Comentó que trataron de ubicar humo en el cielo, pero las condiciones adversas del día y la fuerte bruma no les permitía ubicar el lugar exacto y tampoco saber qué había pasado en la montaña de Yerba Buena.

Aseguró que no solo él, sino varias personas, comenzaron a movilizarse a la zona para buscar repuestas, pero fueron sorprendidos por militares, que les impidieron el paso a la zona del accidente, así que esperaron.

”Nosotros venimos hasta aquí para ver qué es lo que había pasado, pero a pesar de que estábamos cerca ya había militares rodeando. Humo, humo, no había, aquí llegamos un poco más arriba porque los militares no dejaban pasar a nadie”, sostuvo.

Recordó que la presencia de los uniformados no solo fue el día del accidente, sino que pasaron varias semanas más en la zona impidiendo que el resto de personas llegaran. “Por lo menos unos dos meses estuvieron, después la gente empezó a entrar y ya estaba una cruz, algunas personas se llevaron pedazos de fierros, cositas así, pero nada más”, afirmó.

Gracias a la guía de Martínez, este equipo logró localizar el sitio donde se estrelló el helicóptero, que ese día salió de Tegucigalpa en dirección a Comayagua. En el lugar se levantó un monumento con una gran cruz y una lápida que contienen los nombres de las seis víctimas junto a las coordenadas del punto “N148´18”W8725´38” San Matías F.M. “ Todavía había restos de la aeronave y pertenencias de los tripulantes.