Policías y militares cercan barrios y colonias de Choloma ante violencia desatada

San Pedro Sula, Honduras.

La incertidumbre y el miedo persisten en los corazones de la población que radica en la colonia Victoria, municipio de Choloma, después de 48 horas de la matanza donde perdieron la vida 13 personas dentro de un billar.

Solo entre el 16 de diciembre de 2022, cuando comenzó el estado de excepción por el Gobierno para controlar la extorsión, crimen organizado y delincuencia común, hasta el 12 de junio de este año, Choloma registró 47 homicidios, sin contar los reportes violentos protagonizados en los últimos 14 días.

Choloma se sitúa junto a Tocoa, San Pedro Sula y Tegucigalpa como las ciudades más violentas del país en lo que va del año, de acuerdo con estadísticas oficiales que analizó este medio de comunicación.

LA PRENSA Premium visitó dos días después la escena del homicidio múltiple y al entrar el equipo periodístico se observó movimiento cotidiano de comercio en los alrededores.

En medio de un ambiente de zozobra por la tragedia en este conflictivo sector, se observaban pocos niños jugando en las calles y aún había vecinos que saludan con amabilidad.

Las cicatrices emocionales de la masacre son profundas y es difícil olvidar la noche cuando la violencia irrumpió los hogares de la Victoria. Desde entonces, los padres temen por la seguridad de sus hijos, las calles ahora parecen un poco más desiertas y las sonrisas también han dado paso a miradas de sospecha.

Al avanzar unos cuantos metros se le preguntó a la propietaria de una pulpería acerca de dónde funcionaba el billar que se convirtió en el escenario del hecho sangriento, a lo que escuetamente, con mirada ligera y tono de miedo respondió: “Es allí...enfrente del comedor” (señala con su índice).

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En efecto, estaba abierto un local de comida y sus dueños lo operan como si nada hubiera ocurrido, incluso siguen llegando varios clientes a comprar sus desayunos previo a ir al trabajo. El billar, que irónicamente tiene sobre uno de sus extremos de cemento la leyenda escrita “No armas”, permanece cerrado, hay vidrio de botellas de alcohol tiradas sobre el suelo y aún no se borran los charchos de sangre donde yacían los cuerpos tiroteados y perforados por la ráfaga de balas.

Un par de vecinos que tiene pulpería a unas cuadras del epicentro manifestaron que apenas descansaban cuando pasó la masacre, pero recuerdan que escucharon varios tiros, como de armas de grueso calibre, así lo describieron.

“Aquí el que se murió se murió y el que está vivo tiene que seguir luchando”, exclamó tajantemente el principal encargado, al tiempo que señaló que los negocios tienen que seguir trabajando, ya que “son cosas que pasan por andar metidos en lugares equivocados, hay que tener cuidado”.

Su esposa, quien estaba al par mientras atendía a clientes, comentó que lo ocurrido el pasado sábado es inédito en la zona, pues antes no pasaba de cinco o seis muertes en un solo evento.

Aunque no han visto mucha presencia policial todavía en la colonia, externaron tener poca fe en lo que haga la Policía, pues aducen que siempre que pasan estos hechos se toman acciones y después se olvida.

Entre una atmósfera cargada de pavor entre los pobladores, se transitó también el casco urbano de Choloma y el sector López Arellano, zonas altamente peligrosas y sacudidas por la violencia.

El temor y recelo están presentes en cada esquina, por lo que las autoridades han impuesto un toque de queda en un intento por mantener la seguridad y restaurar la paz. Los vecinos viven con la zozobra constante de no saber cuándo o dónde ocurrirá el próximo acto de violencia o quiénes serán los siguientes.

Las caras reflejan la tensión y el estrés acumulado, y las conversaciones se tejen de precaución y preocupación.

Choloma, aunque es una ciudad industrial en constante crecimiento, ha sido víctima de altos índices de criminalidad en los últimos años. El narcotráfico, el crimen organizado y la violencia callejera han sumido a sus habitantes en un estado constante de terror e inseguridad.

Ante esta situación, las autoridades han respondido con la implementación de operativos conjuntos entre la Policía Nacional y el Ejército para hacer frente a la criminalidad desbordada.

En sus barrios y colonias se han apostado cercos de patrullas donde policías hacen “rondines” (vigilancia) para que todo el entorno permanezca seguro. Con pasamontañas, chalecos antibalas, armas cortas y largas, los uniformados mantienen presencia en puntos clave de este territorio.

La Secretaría de Seguridad anunció ayer domingo un toque de queda “especial” en un horario de 9:00 pm a 4:00 am para este municipio compuesto por 84 barrios y colonias, 231,668 personas y 55,816 hogares, según estimaciones del último informe de división política del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se comunicó que habría un despliegue operacional entre miembros de diferentes instituciones de seguridad del Estado para frenar la ola de violencia.

Hoy lunes por la mañana se pudo presenciar calles llenas de actividad y bullicio, las persianas de los negocios permanecían abiertas y múltiples establecimientos esenciales continuaban trabajando.

Aunque todo pareciera que sigue su curso, el miedo se palpa en el ambiente y todos están conscientes del peligro que acecha en cada rincón.

Todo Choloma se encuentra en un punto de inflexión, la reciente masacre ha dejado heridas profundas en el tejido social y la confianza entre la gente se ha visto afectada.

Leticia Paz, quien tiene una especie de minisúper junto a su padre en la entrada de la López Arellano, dijo que hasta ahora no han mirado tanta presencia policial como se había anunciado e incluso cree que pueden salir afectados como emprendedores.

La mujer, en una dirección de desesperación, pidió a la presidente Xiomara Castro actuar con efectividad, pues a su criterio, la Policía hace poco con los recursos que tiene. Mientras tanto, su padre don Carlos Paz, quien sostenía sobre sus manos la edición de LA PRENSA con la portada de los rostros de las 13 víctimas, destacó que de llegar a cumplirse el toque de queda será un oxigenante para la seguridad de la zona.

Digna Muñoz, otra comerciante, aplaudió la medida tomada por el Gobierno respecto a las restricciones de circulación; sin embargo, reconoce que “está fea la cosa, aquí solo por unos días ponen el toque de queda y de allí desaparece, ojalá lo dejaran definitivo”.

En el fondo de uno de los pasajes estaba Carlitos, quien aplaudió el toque de queda impuesto, además de reconocer que andar por la calle a altas horas de la noche puede ser peligroso. “Uno ya no se puede divertir, estuvo feo lo de los muerto, estaba descansando en casa cuando me enteré”, rememoró.

Autoridades locales de Choloma aunque secundan la alternativa de imponer un toque de queda en el municipio, concuerdan que no es la salida absoluta al problema.

La ciudad de Choloma, conocida por ser un importante centro industrial y comercial, se enfrenta a un desafío creciente: la criminalidad desenfrenada que ha afectado negativamente su imagen y ha golpeado fuertemente a sus negocios. La violencia constante han generado un deterioro en la percepción de la ciudad, así como un impacto económico significativo en los comercios locales.

Choloma ha estado en el centro de atención debido a los altos índices de criminalidad que han permeado sus calles. Los enfrentamientos entre bandas rivales, los asaltos y los homicidios se han convertido en una triste realidad cotidiana para los residentes.

El regidor de la Municipalidad de Choloma, Rogelio Trejo, expresó que “esta es una decisión tomada y estamos enfocados en respetarla, pero sabemos que algunos negocios se verán afectados, incluso hay personas detenidas. Tenemos que estar conscientes del problema de la inseguridad y el soporte económico, por ello la importancia de un balance y estudio previo”.

Trejo miró como positivo la presencia policial en mayor número en las calles tras la masacre en la colonia Victoria, pero reflexiona que esta solo es una medida para tener soporte provisional, pues lamentó que no exista la logística suficiente ni se ataque la situación de raíz.

Alejandra Rodríguez, directora de la Cámara de Comercio de Industrias de Choloma (CCICH), cuestionó el estado de excepción empleado desde diciembre pasado y denunció que muchas de sus empresas afiliadas siguen reclamando por la extorsión. La empresaria también se refirió al toque de queda y especificó que no es posible que no se haga una verdadera estrategia a corto, mediano y largo plazo.

“La violencia se ha agudizado en los últimos seis meses en Choloma y lo que ocurrió hace poco afecta la imagen, ya que somos una de las ciudades con mayor crecimiento en Centroamérica. No puede ser que tengamos solo 30,000 policías para toda su gente, en lugar de hacer ruedas de prensa deberían realizar planes integrales donde involucren a sectores clave”, concluyó.

Los líderes comunitarios, autoridades policiales, gubernamentales y empresa privada del sector coinciden que la reputación de Choloma a nivel nacional e internacional ha salido afectada. Antes se pregonaba como un lugar próspero y en constante evolución, ahora es percibida como una ciudad peligrosa y poco confiable.

Familias viven recurrentemente bajo amenaza de la violencia y han adaptado sus rutinas diarias para garantizar su seguridad. Por el toque de queda recién dictado, los residentes están obligados a permanecer en sus hogares y solo pueden salir en casos de emergencia

Si bien la imposición del toque de queda y la vigilancia extrema son medidas necesarias para enfrentar la criminalidad en Choloma, también han generado ciertas preocupaciones en la comunidad. Algunos residentes expresan su inquietud por las posibles violaciones de sus derechos y libertades individuales, aunque reconocen la importancia de garantizar la seguridad colectiva. Es un equilibrio delicado entre la protección de los ciudadanos y el respeto de sus derechos.