Honduras registró 1,500 femicidios en 5 años: “Hay un profundo odio hacia las mujeres”
Desde 2020, hubo un promedio de 302 femicidios por año, pero la mayoría de casos se concentraron en Francisco Morazán, Cortés y Olancho. Expertas piden reducir la impunidad
Foto: Agencia EFE
Una mujer en Estados Unidos muestra la fotografía de su sobrina, quien falleció durante la masacre en la cárcel de mujeres en junio de 2023.
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Tegucigalpa, Honduras.
Emergencia por femicidios. Ese fue el término que Alice Shackelford, excoordinadora residente de las Naciones Unidas en Honduras, utilizó para referirse al alarmante número de casos reportados hasta abril de 2024.
Apenas habían pasado cuatro meses del año y el país ya contabilizaba casi 90 muertes contra mujeres. No eran homicidios, eran femicidios por la saña con la que les quitaron la vida, también porque -según organizaciones defensoras de derechos de las mujeres- hay responsabilidad del Estado.
Ese mismo mes, la ONU (Organización de Naciones Unidas) aseguró en un informe que Honduras era el país más peligroso de Latinoamérica para las mujeres. El llamado fue claro: reducir la impunidad y las muertes, pero nada de eso se ha concretado.
Honduras sumó desde 2020 hasta el 31 de octubre de 2024 más de 1,500 femicidios. El reporte del Centro de Derechos de las Mujeres (CDM), basado en el monitoreo de medios, evidencia que en promedio hubo 302 casos por año o, si hacemos el cálculo por día, hablamos de una muerte diaria.
“Estos son datos que han sido históricos, que generalmente no cambian, o sea, es lo entre comillas es normal las tendencias, obviamente en un año pueden bajar, otro año pueden subir, pero al final sigue siendo el mismo patrón de violencia contra las mujeres y eso después es un problema histórico que está afectando a la población”, lamentó Lara Bohórquez, coordinadora de la Unidad de Investigación Feminista del CDM.
Los reportes indican que tras la pandemia del covid-19, en 2021, los femicidios aumentaron en un 25%, mientras que en 2022 hubo una baja.
En 2023 parecía que las cifras se mantendrían, pero con la masacre de 46 mujeres dentro de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) se convirtió en el año más violento para las mujeres.
Para Bohórquez, esta masacre disparó las cifras en ese año. Aunque, solo en ese mes (en junio de 2023) otros 46 crímenes contra mujeres ocurrieron de forma silenciosa.
Hasta el 31 de octubre de 2024 se contabilizaban 203 muertes violentas contra mujeres.
“Los casos son específicamente muy duros, cada uno tiene su individualidad, cada uno tiene su historia, cada uno es una mujer importante para la vida de muchos y muchas, en cada caso vemos patrones de violencia de género, pues son casos bastante particulares, donde uno puede ver en particular en el ensañamiento, signos de odio hacia las mujeres, patrones donde las mujeres reaccionan y se niegan ante violencia y por esa reacción son asesinadas”, condenó.
Casos aumentan al inicio de cada año
Con disparos de bala en la cabeza y en estado de descomposición fueron encontrados los cuerpos de María Antonia Cruz, Dione Solórzano y Nikendra McCoy el pasado 10 de enero de 2024 en Roatán, Islas de la Bahía. Esta se convirtió en la primera masacre de 2024 en Honduras con una particularidad: las víctimas eran tres mujeres y todo apuntaba que el responsable era la expareja de una de ellas.
Este caso causó conmoción en Honduras, pues las mujeres desaparecieron luego de que el estadounidense Gilbert Reyes, en ese entonces pareja de Solórzano, pasó por ellas para llevarlas a una fiesta. Las mujeres desaparecieron y fueron halladas muertas tres días después.
Reyes huyó de Honduras a Estados Unidos, pero fue detenido en República Dominicana cuando estaba de vacaciones. Casi siete meses después del crimen fue extraditado. El Ministerio Público presentó 42 medios de prueba para procesarlo, pero el caso sigue abierto.
“Es triste que nosotros, como familiares, dimos las pistas, hicimos toda la parte investigativa para capturarlo y salió del país como que no había cometido un crimen”, cuestionó uno de los parientes de las tres mujeres asesinadas en Roatán, cuando Reyes estaba prófugo de la justicia.
“Es un momento muy doloroso”, aseguró ante periodistas. “Pedimos justicia ante todo”, rogó meses después, cuando un juez hondureño dictó detención judicial contra Reyes tras su extradición
Este caso ocurrió en enero de 2024, mes que, según el CDM, hubo 26 femicidios (incluyendo la muerte de Cruz, Solórzano y McCoy).
Los reportes de esta organización indican que desde 2020, en cada inicio de año, las muertes contra mujeres se dispararon. Por ejemplo, durante la pandemia hubo 24, en 2021 fueron 20 y un año más tarde 27.
Para enero 2023, el año más violento para las mujeres, se contabilizaron 38 crímenes y en este 2024, en los primeros 31 días, hubo 26.
Este patrón se repitió mes a mes, aunque en abril y diciembre de cada año siempre se observa una baja, según muestras las cifras.
Muchos casos pasaron desapercibidos, pero las organizaciones de derechos de las mujeres y familiares de las víctimas aún piden justicia.
Sobre estos casos, Bohórquez recordó que al analizar cada caso que da en evidencia que existe “un profundo odio hacia las mujeres”, pues las personas no asocian eso con la forma en la que las matan, sino que lo justifican por cómo andaban vestidas o el lugar en el que estaban.
“Hay un montón de argumentos para poder, primero, normalizarlo y segundo, que no se haga justicia, porque responsabilizan a la víctima de su propio ataque, de su asesinato”, repudió.
Se quejó de que a las autoridades les es más fácil decir que no hay femicidios, que solo son homicidios contra mujeres, que son muertes violentas o muertes accidentales o suicidios y que por eso “hay muchos casos donde quedan pendientes de investigación”.
Sobre esto también se refirió Honorina Rodríguez, defensora de derechos humanos y de participación política de las mujeres, al mencionar que en el Ministerio Público se creó la Unidad de Investigación de Muertes Violentas para que investigara los crímenes contra mujeres, pero allí llega todo tipo de casos.
“Mientras no se cree una unidad especializada para las mujeres y se acople y se alinee con lo que está establecido en ley, no le van a encontrar la salida que realmente es”, advirtió.
Rodríguez dijo que al quedarse como homicidios, los responsables reciben una condena inferior, ya que en los femicidios las penas son superiores, porque se trata de un crimen que cometió un hombre bajo una relación desigual de poder.
En los reportes del CDM, por ejemplo, se mencionan casos en los que las mujeres no solo recibieron un disparo o una puñalada, sino que fueron desmembradas y hasta quemadas. Los crímenes se dieron con mucha saña.
Incidencias se disparan en Morazán y Cortés
Con más de 1,500 crímenes en los últimos 5 años, tres departamentos de Honduras (uno en el centro, uno en el norte y otro en el oriente) aparecen como los que concentran más muertes contra mujeres.
Los registros dicen que por cada 10 femicidios en Honduras entre 2020 y octubre de 2024, dos ocurrieron en Francisco Morazán, dos en Cortés y uno en Olancho. El resto se reportaron en los restantes 15 departamentos del país.
Gracias a Dios aparece como el punto geográfico con menos incidentes, con cuatro casos en los cinco años. Le siguen Valle, La Paz y Ocotepeque.
Según Rodríguez, para que estos casos disminuyan se necesita bajar los índices de impunidad y, además, crear al menos un juzgado especializado contra la violencia hacia las mujeres en cada departamento, porque actualmente solo hay uno en San Pedro Sula y uno en Francisco Morazán.
También sugirió ampliar la red de consejerías de familia, pues dijo que todo inicia como un caso de violencia contra las mujeres y, la mayoría de veces, termina como femicidio, entonces “es preocupante, es alarmante, pero es indignante, sobre todo, que no se busque una estrategia conjunta y articulada”.
La defensora de derechos de las mujeres instó a la Policía Nacional, al Ministerio Público y al Poder Judicial para articular las medidas, para que los casos de femicidio en Honduras no sean catalogados como homicidios y, peor aún, que queden en completa impunidad.