Drogas no frenan el impulso de llegar a matar: concuerdan psicólogas

La manera de cómo operan las drogas en el organismo facilitan los actos violentos. Predisposición de crisis psicóticas causa alucinaciones, oír voces o mirar cosas que no están ocurriendo.

Foto: LA PRENSA

La psicóloga clínica Delmy Dubón especificó en que la relación entre pariente y perpetrador juega un papel crucial en estos trágicos eventos. La terapeuta familiar Judith García detalló que las motivaciones detrás de estos homicidios parentales son multifactoriales.

vie 22 de marzo de 2024

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San Pedro Sula, Honduras.

Se han identificado varios patrones presentes en casos de homicidios intrafamiliares, como el que sacudió a las tranquilas comunidades de La Ceibita y San Antonio de las Palmas, en Cuyamel, Omoa.

La PRENSA Premium buscó la perspectiva de expertos en salud mental para profundizar en la verdadera magnitud del problema de los homicidios parentales, que han dejado un rastro de tragedia en diferentes partes del país. Principalmente perpetrados por esposos, hermanos e hijos, estos crímenes han surgido de una compleja amalgama de problemas pasionales, enemistades personales, violencia intrafamiliar, entre otros motivos.

" ”La permanente y adecuada comunicación en la familia es un indicativo de que le damos valor a las emociones” "

La psicóloga clínica Delmy Dubón detalló los principales desencadenantes de estos homicidios, que son muy particulares debido a la naturaleza del entorno en el que se cometen. Según su criterio, el más importante es la responsabilidad socioafectiva, que implica la claridad al comunicarse entre sí, así como transmitir y manifestar adecuadamente las emociones con los miembros de la familia.

“Si tenemos la habilidad para hacerlo, los demás también reaccionarán de manera adecuada, valorando las emociones. En nuestra cultura es común que los hombres fomenten conductas agresivas, mientras que las mujeres raramente lo hacen. A esto se suma el patriarcado, el machismo y la violencia de género”, explicó la especialista en salud mental.

La justicia restaurativa es un modelo a implementar en estos casos, a través de un proceso donde haya sanación, aceptación y transparencia entre las víctimas y victimarios.

Dubón continuó manifestando que otros factores, como el económico, las celopatías, las peleas por herencia y la falta de empatía y altercados domésticos, inciden en estos casos. “Sabemos que cuando el nivel educativo es menor, existe más violencia, mientras que un mayor nivel educativo suele ir acompañado de mejores capacidades para resolver problemas de manera adecuada”, señaló.

La profesional hizo hincapié en la importancia de analizar el cambio cultural en la etapa educativa, ya que esto permitiría desarrollar ciertas habilidades y capacidades para enfrentar los problemas y mejorar, puesto que en los entornos intrafamiliares persisten luchas de poder, por afecto materno y paterno, aspectos que son muy valiosos en todo sentido.

Entender estos factores y abordarlos de manera efectiva es fundamental para prevenir futuros actos de violencia dentro de las familias y promover relaciones saludables y seguras entre sus miembros.

La espiral de violencia entre familias en cualquier país del mundo es realmente complejo, así lo considera la terapeuta de trauma y sistémica familiar Judith García.

Existen conflictos no resueltos, resentimientos arraigados desde hace mucho tiempo y experiencias traumáticas que generan una rabia no resuelta hacia otros miembros de la familia, todo ello junto con un componente de salud mental.

" ”Hay familias que se han relacionado desde la violencia, no lo han tratado y en un ataque de rabia se causa tanto daño” "

“En las familias, los problemas de salud mental son frecuentes, especialmente en estratos económicos bajos, donde hay menos acceso a recursos económicos y, por lo tanto, menos posibilidades de detectar y tratar trastornos como esquizofrenia, paranoia, bipolaridad y otros. Con el tiempo, estos trastornos no tratados pueden interpretarse como agresiones”, explicó García, con basta experiencia en tratamiento de casos similares en el valle de Sula.

Apuntó que el consumo frecuente de drogas agrava el deterioro cognitivo. “Cuando hablamos de salud mental, algunos trastornos no son considerados como tales si hay consumo de drogas, el consumo de drogas suele ser un mecanismo inconsciente para evadir o enfrentar la realidad”, agregó.

Cuando se habla de salud mental, hay algunos trastornos, que si hay consumo de drogas, no se consideran un problema de salud mental. Las drogas son un mecanismo inconsciente de defensa.

Ejemplificó que sustancias como la cocaína y el crack son especialmente destructivas para el cerebro humano, mientras que la marihuana, aunque menos potente, altera el sentido de la realidad y la emocionalidad. Advirtió que la drogadicción no controla el pulso y puede llevar a comportamientos extremos como el asesinato.

En el caso del joven acusado de matar a su padre en Omoa, dijo que cada situación debe ser revisada individualmente, pero, “si alguien tiene predisposición a crisis psicóticas, como alucinaciones o pérdida de conexión con la realidad, esto puede llevarlo a actuar de manera violenta. La persona pudo haber perdido la conexión con la realidad, lo que la llevó a experimentar alucinaciones”, sintetizó en su análisis.

En una jerarquización de causas motivadas en el marco de este tipo de homicidios, García resaltó que lo primero, ante todo, se desprende de un ciclo profundo de violencia en las familias, experiencias traumáticas previas en la historia familiar, problemas de salud mental y consumo de drogas y alcohol. Lo anterior obliga a abordar estos problemas de manera integral y buscar ayuda profesional para prevenir futuros actos de violencia.