Un siglo y más: ¿cómo ha cambiado el mundo en los 113 años de vida de don Chemita?
Cuando don José María Hernández nació, Honduras aún era un país rural sin carreteras pavimentadas, sin electricidad extendida y con un sistema de salud muy limitado. La mayoría de personas caminaban largas distancias, la radio apenas comenzaba y la idea de un teléfono móvil era ciencia ficción
- 07 de noviembre de 2025 a las 17:42 -
En 113 años, el mundo se transformó por completo. Cuando don José María nació, Honduras aún era un país rural sin carreteras pavimentadas, sin electricidad extendida y con un sistema de salud muy limitado. La mayoría de personas caminaban largas distancias, la radio apenas comenzaba y la idea de un teléfono móvil era ciencia ficción. Don Chemita es un hombre amable, lúcido y agradecido con Dios por la vida.
A lo largo de su tiempo han ocurrido algunos de los mayores saltos tecnológicos de la humanidad: Se inventó la televisión, el ser humano llegó a la luna. Nacieron los teléfonos celulares, las computadoras y el internet. Las cartas escritas dieron paso a videollamadas y redes sociales que conectan al planeta en segundos. Este hombre de 113 años, camina varios kilómetros al día, por lo que su buena salud, también debe deberse a que siempre se ha mantenido activo.
En estos 113 años se desarrollaron la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el auge de dictaduras y las transiciones democráticas en América Latina. El mapa geopolítico se reacomodó una y otra vez. Mientras eso pasaba, don Chemita se dedicaba a cultivar café y maíz en su natal San José de Colinas, Santa Bárbara.
Durante su vida el país vio llegar la energía eléctrica a las ciudades, se abrieron las primeras carreteras modernas, crecieron San Pedro Sula y Tegucigalpa, aparecieron los medios masivos de comunicación y el transporte dejó de ser una travesía de días. También ocurrieron huracanes devastadores —Fifi, Mitch, Eta y Iota— y comenzó la era digital que hoy moldea la economía y la vida cotidiana. Don Chemita vive en un hogar sin celular, pero sin que le falte un bocado para su sustento.
Cuando nació, un resfriado podía poner en riesgo la vida y muchos niños no llegaban a la adolescencia. Hoy existen vacunas, antibióticos y hospitales más equipados, y la esperanza de vida supera los 75 años. En Honduras, la esperanza de vida en 2025 se estima en 77.3 años, según datos de septiembre de 2025 del Instituto Nacional de Estadística. Esta cifra representa un promedio que se desglosa en 71 años para hombres y 76 años para mujeres, de acuerdo con otras proyecciones de 2025.
En este siglo largo las mujeres conquistaron derechos, la educación se expandió, aparecieron nuevas formas de música —del bolero al reguetón— y Honduras se conectó al mundo mediante la migración, el comercio y la tecnología. Wendy, una mujer sin parentesco directo, no solo alimenta y cuida a don Chemita, lo baña, lo consiente y lo protege.
Sin haber salido de su entorno rural y viviendo en la pobreza más austera, don José María atravesó el mismo siglo que vio transformarse al planeta. Mientras el mundo conocía inventos, guerras, ciudades nuevas y tecnologías impensables, él mantuvo una vida sencilla, marcada por la tierra, el trabajo y la rutina.
Que hoy, a sus 113 años, siga levantándose cada mañana, caminando por su pan y su cigarro de mascar, lo convierte en un testimonio vivo de un tiempo que ya casi nadie recuerda. Un hombre que, sin proponérselo, ha sobrevivido a todos los cambios y todas las épocas.
Mientras a inicios del siglo XX apenas se registraban salidas de hondureños, hoy la migración es parte central de la realidad económica y familiar del país, con remesas que sostienen miles de hogares. El mundo, del mismo modo, vio surgir desplazamientos masivos por guerras, crisis y revoluciones tecnológicas que conectaron fronteras antes inconcebibles. Don Chema jamás salió de su Colinas, tierra que ama y que recorre cada día mientras Dios le preste la vida.
Cuando comenzó este largo siglo de vida, Honduras dependía casi exclusivamente del banano y del café, con enclaves dominados por compañías estadounidenses. Con el paso del tiempo surgieron nuevas industrias, se expandió la maquila, aparecieron los servicios digitales y llegó el comercio en línea. Don Chemita recuerda que él siempre vivió del café y del campo.
En más de un siglo, el concepto de trabajo cambió por completo. De las faenas agrícolas de sol a sol, se pasó a industrias mecanizadas, servicios profesionales y empleos remotos. Honduras, aunque aún profundamente rural, presenció la llegada de fábricas, bancos, telecomunicaciones y empresas tecnológicas. En el mundo, robots, computadoras y automatización redefinieron lo que significa ganarse la vida. Con todo y eso, don Chemita es feli, y dice que servir y ayudar, ha sido la clave de su larga vida.
También cambió la manera en que las personas se informan y entienden su entorno. Donde antes había periódicos escasos y radios comunitarias, hoy existen miles de emisoras, canales de televisión, portales digitales y redes sociales que convierten cualquier noticia en un fenómeno inmediato. A nivel global, la información pasó de tardar semanas en cruzar el océano a transmitirse en segundos, generando nuevas realidades políticas, movimientos sociales y debates culturales instantáneos.
Las ciudades del mundo se expandieron como nunca antes. Honduras, que hace un siglo estaba compuesta por pueblos dispersos y aldeas agrícolas, vio crecer urbes como San Pedro Sula, Tegucigalpa, La Ceiba y Choluteca. Se construyeron puentes, carreteras, represas, aeropuertos y zonas industriales. Don Chema ha sido testigo del crecimiento y los cambios que ha tenido su natal Colinas.
En 113 años también avanzaron los derechos humanos y las libertades civiles. En Honduras, las mujeres adquirieron derechos políticos, laborales y educativos impensables a principios del siglo XX. Se abolieron prácticas discriminatorias, crecieron las voces indígenas y se fortalecieron movimientos sociales. Este documento de identidad certifica que don Chemita es nativo de 1912, un hecho que ahora lo convierte, quizá, en uno de los hondureños más longevos de la actualiadd.