TAPACHULA, CHIAPAS.
Filas interminables de migrantes se forman a diario en la Comar para presentar solicitudes de refugio.
Las 24 horas, las calles adyacentes al Comar están abarrotadas de migrantes.
Por ratos priva el desorden en la zona por la desesperación de la gente.
Familias completas, hombres, jóvenes, hacen fila para pedir un número, otros buscan que les entreguen las constancias.
A la intemperie, usando el suelo como cama, así duermen los hondureños y migrantes de diversas nacionalidades en las afueras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), que es el organismo que extiende las constancias a los migrantes que califican para la condición de refugiados.
Cada tarde dan un número para ser atendidos y en las afueras hay miles que esperan que sus casos sean analizados para quedarse en México.
La espera de una solicitud de refugio:
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Mujeres hondureñas y madres solas son mayoría presentando solicitudes.
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