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Las vacaciones

  • 23 marzo 2018 /

Los desplazamientos obligaron al Conapremm al despliegue de sus miembros desde ayer.

    Los cálculos y previsiones sobre los masivos desplazamientos inician hoy, cuyo nivel más alto alcanzará el próximo miércoles, cuando los empleados del sector privado comiencen los días de descanso con motivo de las “vacaciones de verano”, demasiado cortas para soñar, pero suficiente para los hondureños, muchos, por cierto, que en ciudades y pueblos saben combinar el esparcimiento, las actividades religiosas y la vida familiar.

    Las recomendaciones de las autoridades llenan páginas de periódicos y espacios en los medios electrónicos. No es para menos, puesto que en estos días se paga un alto costo humano en vidas por la irresponsabilidad de algunos, por la imprudencia de muchos y por la permisividad de las autoridades que no debieran fijarse en el modelo de vehículo, en la identidad del portador de la licencia de conducir ni en el destino de los viajeros. En todo ello se pueden recibir explicaciones, pero en la pérdida de vidas, en lesiones graves o permanentes sobran las palabras y, sin duda, faltó la acción.

    Es por ello que las autoridades y organismos de socorro despliegan estos días personal en puntos de control y en operativos ayudados por vehículos, pero también por equipo, alcoholímetros y radares, de manera que los dos mayores enemigos de la vida en estos días, la bebida y la velocidad, hallen la contraparte que pueda ganar y al final, poco más de una semana, haya satisfacción, pues entre todos hemos tenido la fiesta en paz y hemos gozado y la espera de Honduras ha sido fructífera.

    Los desplazamientos obligaron al Comité Nacional de Prevención en Movilizaciones Masivas al despliegue de sus miembros desde ayer, cuando no pocos empleados públicos terminaron su horario laboral de la semana y ya, con la valija en la oficina, se encaminaron hacia la terminal de buses. La calificación dada a las carreteras de mayor circulación invita al optimismo, menos tiempo en el viaje, seguridad, pero también representan una gran tentación para violar normas elementales de circulación como son los adelantamientos indebidos, irrespetar la distancia con el vehículo de adelante y, sobre todo, llevar el acelerador al fondo porque el carril está libre y el buen estado de la vía invitan a escuchar a tope el motor.

    Los lugares de destino, minutos o una hora más, seguirán en su sitio, por lo que habría que preguntarse, cuál es la prisa, que, desgraciadamente puede afectar también a personas inocentes, otros viajeros o personas a orilla de la calzada. Respetar las regulaciones de tráfico y mostrar cortesía y deferencia en favor de otros conductores harán posible que dentro de unos días evaluemos con alivio y satisfacción la “temporada” que iniciamos este fin de semana.