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Sequía, pero…

  • 17 noviembre 2019 /

Impacto ha causado el abandono de millonario equipo y material de un proyecto de regadío para el valle de Jamastrán.

    Ha pasado el verano o, mejor, la temporada, cada vez más raquítica, de lluvias con penurias en no pocas ciudades y poblaciones pequeñas del país. Y como por aquello del cambio climático sobre el que recaen las acusaciones del calor y del frío, de las arrasadoras tormentas o la sequía, las condiciones climáticas no son las mismas y ya se anuncia que el próximo año se iniciará con los embalses bajos y los racionamientos de hoy seguirán corregidos y aumentados.

    Impacto ha causado el abandono de millonario equipo y material de un proyecto de regadío para el valle de Jamastrán. Con frecuencia, en círculos oficiales, sale el tema de la necesidad de una política de seguridad alimentaria. Tendremos que importar tecnología, vehículos, derivados del petróleo, etc. etc. No producir lo que necesitamos para la dieta diaria es evidencia del gran vacío en todos los gobiernos, algunos de los cuales proclamaron demagógicamente: “Volvamos al campo”, pero esa vuelta ni de visita.

    Las explicaciones de los funcionarios serán válidas, pero no comprensibles cuando en los meses de estío hemos venido escuchando la emergencia, no solo en el Corredor Seco, sino en otras regiones del país en donde los cultivos se perdieron. Más de una vez se ha hablado del riego por goteo por aquello del ahorro del agua.

    Mientras en Jamastrán, muestra absurda para el campesino que perdió el maíz y los frijoles, se hallaba abandonado el equipo de riego, se declara emergencia en varios departamentos y se dirige la vista hacia el mercado exterior para abastecer de granos la previsible demanda de los hondureños.

    Hace cinco años se firmó un contrato con una empresa extranjera, el cual debiera haber tenido como cláusula, “entrega para ayer” con el consabido costo de un compromiso serio para el desarrollo urgente en las parcelas a regar. No fue así y aunque se hable de que hay garantía que avala los intereses del Estado, como en muchos proyectos, las consecuencias del retraso pasarán a cargo de las finanzas públicas y del fracaso, una vez más, de las cosechas.

    El proyecto tuvo retrasos, supuestamente porque el diseño presentado y aceptado requirió de retoques, más que detalles, por lo que ahora, cinco años después, se anuncia más equipo y material en camino, al tiempo que lo “olvidado” se guardará bajo techo para mitigar su deterioro. Como que la vuelta al campo es más para fotografías que para que produzca la tierra y que no importemos los alimentos básicos de la dieta de los hondureños.