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Queda recelo

  • 01 junio 2018 /

    Aunque todavía persiste el recelo en la resolución de la Sala Constitucional sobre la Maccih, por lo menos se ha dado un gran paso, el convenio para instalar e iniciar operaciones de la misión es constitucional. La resolución llegó por unanimidad, lo cual proporciona una cierta tranquilidad, ya que los antecedentes inmediatos apuntaban hacia un golpe certero contra el personal de la OEA que pudo ser contrarrestado con las manifestaciones tanto internas como de misiones diplomáticas en nuestro país.

    El fallo trae su mensaje, recuerda al niño en la escuela que se le halaba la oreja cuando no estudiaba la lección y, por tanto, no podía responder a las preguntas del maestro. Con insistencia, la resolución apela a la Constitución política, como norma suprema de cumplimiento para todos; sin embargo, hasta dónde puede llegar esta advertencia de supremacía constitucional es la gran nebulosa que deja un enorme vacío y abre profundas interrogantes en el fortalecimiento operativo del combate directo a la impunidad con personas calificadas en la Ufecic cuando se toquen “intocables”.

    Desde el señalamiento a miembros del Congreso, sobre los que recayó requerimiento y la divulgación de supuesta lista, mucho mayor, de parlamentarios en capilla, aumentaron, directa o veladamente, al amparo del adagio jurídico, quien hace la ley hace la trampa, los ataques directos a la misión, que proporcionó también el respaldo al Ministerio Público a través de la Unidad Especial Fiscal contra la Impunidad de la Corrupción (Ufecic) en el caso de la “fe de errata” que consagra, una vez más, la impunidad.

    El acuerdo con la Maccih, instalada en el país hace más de dos años, cumple los parámetro constitucionales, pero el hostigamiento y las presiones irán en paralelo a las acciones, cuanto más arriba más, en la lucha contra la corrupción con el objetivo, no conseguido esta vez, de hacer realidad la expresión clásica, “entre todos la mataron y ella sola se murió”, alegría de quienes intentan continuar el saqueo en impunidad. La voz con fuerza de convocatoria y el frente universal y compacto deben levantar bandera: no hay marcha atrás en la lucha contra la corrupción, el más grave cáncer en nuestra sociedad, no solo por la sustracción y desvío de recursos, igual a más pobreza, sino por el debilitamiento de la confianza y la credibilidad en el sistema y en quienes gobiernan.

    “La Maccih está en el zapato de los corruptos, es la costilla, tiene acceso a la información, tiene una voz fuerte”, es la síntesis de un presente, cuya prolongación a futuro es más que imperativo categórico en estos momentos.