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La familia

  • 11 diciembre 2017 /

    Peligros de ruptura y fractura que dan como resultado el alejamiento por divergencias alimentadas en la intolerancia, son uno de los mayores desafíos en estos momentos y no nos referimos al organismo humano ni, incluso, al organismo social, sino al organismo fundamento y núcleo de la sociedad, la familia, sobre la que también pende el peligro de la división originado en la pugna política con reflejo muy peculiar entre las generaciones de mayores y de jóvenes. La visión puede ser distinta, pero la convivencia de años y, más, la sangre son las amarras del amor que jamás debieran soltarse o romperse totalmente.

    Profesionales de la Psicología y Psiquiatría han lanzado la alarma por los daños que las ideologías o preferencias políticas pueden causar en la familia, donde una conversación tradicional sobre la situación derivada de las elecciones, se va transformando en discusión con atrincheramiento en posiciones personales y desautorización del otro, algo así como hablo y no escucho, yo tengo la razón y tú no, yo soy el bueno y tú estás en el error, así se va enredando la relación familiar en la que los niños inocentes son las víctimas principales, pues son fáciles presas de la agresividad, ausencia de valores y muy débiles mental y emocionalmente en las confrontaciones.

    El conflicto político se ha hecho evidente en el núcleo familiar, cuyos miembros se muestran estresados, con angustia, desesperación e incertidumbre. La salud mental está duramente golpeada con secuelas también a largo plazo, explica Janet Avelar, psicóloga del Teléfono de la Esperanza. Como puñal desgarrador pueden penetrar en el núcleo familiar las diferencias políticas si en el hogar falta o es muy débil la autoridad y el liderazgo para cultivar la confianza, la comprensión y el respeto, base firme de la unión familiar.

    “Tener un lugar a donde ir, se llama hogar. Tener personas a quien amar, se llama familia, y tener ambas se llama bendición”, expresa el papa Francisco, quien añade que “la familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor”.

    Que las diferencias de estos días no alejen los afectos ni envenenen los sentimientos en las familias, al contrario, los riesgos y peligros unan para enfrentarlos con fortaleza en el hogar donde la comunicación sea la vía de entendimiento y de gozo en esta temporada de fin de año.