29/04/2024
12:34 AM

Integración

  • 21 agosto 2018 /

    Fijaron la tarea y señalaron las directrices para ir desarrollándola, lo cual es el primer paso necesario y, como dicen los motivadores, el más importante, puesto que con él se inicia el camino, aunque se requiere no solamente, como el escolar, copiarla en el cuaderno sino mantener, actualizar y adecuar el compromiso a las circunstancias que en un mundo tan cambiante como el nuestro, exigirán acomodos el “día después”.

    Nos referimos a la Declaración de Corinto, firmada el lunes por los presidentes del Triángulo Norte para concretar la unión aduanera, cuya existencia entre Guatemala y Honduras fue el prólogo de este nuevo proyecto, ahora con El Salvador incorporado plenamente haciendo que el área norte se convierta en una zona de intercambio comercial libre en la mayoría de sus productos. El documento suscrito abarca los mecanismos tributarios, aduaneros, migratorios, de seguridad, sanitarios, fitosanitarios y transporte de manera que habrá la máxima agilidad en los pasos fronterizos y rapidez en los trámites.

    “Nos estamos convirtiendo en un mercado muy atractivo, con efectos extraordinarios de mediano y largo plazo con un 70% del movimiento comercial en la región”. Esta es la motivación inmediata de un proceso cuyas raíces se hunden a mediados del siglo pasado con el Tratado General de Integración Económica que contenía la unión aduanera. La tarea quedó en el cuaderno sin desarrollar. Posteriormente en los años 90 nace el Sistema de Integración Centroamericana (Sica). Hubo otros intentos, todos con un inicio de fotografía posada, apretones de manos y muy buenas intenciones, pero hasta ahí nada más, pues el dime que te diré y los intereses de cada quien fueron socavando los acuerdos y, como dice la sabiduría popular, “pueblo chiquito, infierno grande”.

    Esta ha sido la historia de la patria grande, en parte de la cual surge nuevamente la unión, aunque sea aduanera, porque se halla a gran distancia de la económica y a años luz de la comunidad política, la que se intentó, como maquillaje, presentar con el Parlamento Centroamericano. El libre tránsito es un paso muy importante en el mundo globalizado, con disminución del costo y la mayor competitividad por la rapidez en el paso aduanero. Según la experiencia del proceso Honduras-Guatemala las 55 horas en trámites, con el despacho en fronteras unificadas se han transformado en menos de quince minutos. El ahorro habrá de llegar al mercado no solo con mayor rapidez sino con beneficio para los compradores.

    Pero eso es otro cantar que exige tiempo, pero que ya es previsto por los importadores de los tres países, aunque habrá que mantener una comisión permanente para atender y solucionar los obstáculos que pudieran presentarse. Si ya hay cooperación efectiva en las áreas de seguridad, en el resguardo de fronteras contra el crimen organizado, habrá que consolidar el área comercial con el libre tránsito, 70% del comercio en los tres países del norte del istmo centroamericano.