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'Divino tesoro”

  • 17 septiembre 2018 /

Creatividad y arte es el binomio calificativo para las bandas de guerra

    San Pedro Sula, Honduras

    Temas de cada día, algunos ya con perdido auge por repetición, pero con algún detalle que proporciona novedad en la información pareciera la edición de ayer de LA PRENSA. En la página 20 comienza el documento, relato y gráficas, de la gran jornada del sábado, para algunos pocos con escaso valor por aquello de que la independencia es todavía asignatura pendiente porque los problemas son descomunales y muchos y por tantas y tantas cosas que rebosan negativismo, generalmente muy interesado para aprovechar las situaciones. Sin embargo, fue una histórica fecha, como todos los años, de la juventud. También de los escolares y niños en días previos. No se puede ni debe ignorar el acompañamiento de las madres en los desfiles, ni la participación masiva de la población en todo el país.

    Y es que hay una larga temporada en que el 15 de Septiembre está ahí, al término del horario de clase cuando comienzan a ensayar las bandas de guerra, marcan los primeros pasos las palillonas y se forman los muchachos para ensayar las marchas. Es la niñez y la juventud la que ha ido colocando el nivel festivo cada vez más alto, porque la fiesta es cívica no política ni reivindicativa en conmemoración de aquella decisión trascendental de la que, a lo largo de casi dos siglos ya, autoridades, políticos de todos los colores y personas adultas se alejaron y hasta llegaron a traicionar aquel grito de libertad contra el colonialismo español.

    Creatividad y arte es el binomio calificativo para las bandas de guerra, para el ritmo, gracia y sonrisa de las palillonas, para los mensajes altamente significativos sobre la protección del ambiente, sobre los valores cívicos y morales, para el vestuario, explosión de color con la riqueza natural de nuestro país, flora y fauna, y alusivas escenas a acontecimientos históricos.

    Y viene al recuerdo el gran poeta Rubén Darío: “Juventud, divino tesoro”, que, una vez más, mostró el sabor de la vida, el triunfo de la ilusión y la fiesta de quienes comparten.

    Pero también en la acera, allí en el parque muchos reflejaban en sus rostros la alegría y sus ojos trasmitían hasta con vista cansada: “¡ya te vas para no volver!”. La ruta de todos que ojalá pudieran conservar aquellos años de estudiantes despreocupados, rebeldes, pero respetuosos, creativos y aventureros.

    Con el “divino tesoro” en las calles hubo gran conmemoración, recuerdo solemne de un histórico acontecimiento, que convoca ya para el próximo año, muy cercano al bicentenario en el que la juventud será más creativa y hará explosión de la mayor gala artística de todos los años...