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Estrategia, fiasco

  • 21 octubre 2014 /

La estrategia destinada a la reducción de la pobreza y presentada en los foros internacionales, todo pasa sin que pase nada.

    De nada vale llorar sobre la leche derramada, enseña la sabiduría popular, pero sí advertir sobre la que se está tirando a fin de evitar que se siga despilfarrando porque lo que no cuesta se hace fiesta colectiva en colusión interna y externa. En el 2015 los niveles de pobreza debieran haberse reducido; sin embargo, en los estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) nuestro país presenta el mayor nivel de pobreza de Latinoamérica con un 67.4%, cuando el objetivo para ese año es de 40%.

    Todo el gozo se fue a un pozo bien profundo donde han ido desapareciendo los recursos y las esperanzas de millones de hondureños a quienes se le presentó la Estrategia de Reducción de la Pobreza, con motivo de la condonación de la deuda externa, como la panacea a todas sus miserias con recursos destinados a la salud, educación y creación de pequeñas unidades productivas que proporcionasen trabajo en las áreas más deprimidas.

    Si el proyecto para el que se contó con la valiosísima ayuda de la Iglesia Católica, en el marco del jubileo del milenio, se hubiese manejado con manos puras, es decir con control y redimiento de cuentas en el uso del fideicomiso creado como salvaguarda, otra hubiera sido la suerte con la cacareada estrategia. Pero no, se integró en pleno al presupuesto anual y el gasto corriente, léase planillas o actividades proselitistas, sectarias y partidistas, actuaron como cáncer y eliminaron las oportunidades de reducir la pobreza. Y si es dramático lo que viene ocurriendo con los recursos provenientes de la condonación, más trágico es, como en tantos capítulos de la historia nacional, que no haya quién dé cuentas o a quien pedirlas, de manera que en el fracaso de la estrategia destinada a la reducción de la pobreza y presentada en los foros internacionales, todo pasa sin que pase nada.

    En estos últimos años, pese a las advertencias de organismso e instituciones, se ha ampliado la labor asistencial del gobierno, cuya meta final es el consumismo inmediato en lugar de incentivar fuentes más seguras y permanentes de ingresos de recursos para las familias mediante el trabajo. “La pobreza se reduce, sobre todo con el crecimiento económico el que genera empleo e ingreso”, señala el Banco Mundial. Con las deudas y moras que arrastran las finanzas públicas, el dinero que escapó, como deuda interna, no regresará a su objetivo original y no se habla de ello en el ámbito financiero, en el sector político y ni siquiera en organizaciones no gubernamentales con compromisos, supuestamente con los más pobres. Desde 2009, ni como fantasma hace su aparición el gran proyecto, herramienta, carta de presentación en el jubileo del milenio para la condonación de la deuda: La Estrategia de Reducción de la Pobreza está en manos de todopoderosos estrategas y, por eso hoy, hay más pobres que el año 2000.