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En su casa...

  • 05 julio 2019 /

En las calles hay un movimiento permanente de ciudadanos que califica esos lugares como campo de concentración del siglo XXI y en el país más poderoso e influyente de Occidente, pero campos de concentración.

    El titular de primera página de LA PRENSA del miércoles, “Es horrible”, sintetiza las conclusiones del reporte de la inspección de agentes federales norteamericanos en las instalaciones en que se hallan retenidos centenares de migrantes que recibieron el día anterior la visita de un grupo de legisladores demócratas motivados por la denuncia de abogados sobre la precaria, inhumana e insalubre situación en que sobreviven centenares de niños. En las calles hay un movimiento permanente de ciudadanos que califica esos lugares como campo de concentración del siglo XXI y en el país más poderoso e influyente de Occidente, pero campos de concentración.

    La respuesta no se ha hecho esperar en la clave inhumana de “crueldad sistemática”, como calificó la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, la situación de niños y adultos retenidos en los centros de detención para migrantes. 'Si los inmigrantes ilegales están descontentos con las condiciones de centros de detención rápidamente construidos o adaptados, dígales simplemente que no vengan. ¡Y todos los problemas solucionados!', fue la reacción del titular de la Casa Blanca al escándalo desatado por las condiciones insalubres y de hacinamiento en las instalaciones en la frontera sur de la Unión Americana.

    Y mientras el trato inhumano trascendía por medio de agentes federales, en México el discurso demagogo del presidente, transformado ya en agenda formal de su administración, celebró el reconocimiento como fiel cumplidor del “mandado” del presidente Donald Trump para “evitar la amenaza de aranceles”. Cada quien por su pellejo es, seguramente, el lema de Los Pinos, pues desde que quedó desbordada aquella primera invitación no solo la amenaza del norte, sino el temor a la riada del sur ha originado el viraje de extremo a extremo en un problema que desborda la capacidad de la nación azteca, también de migrantes hacia el norte y de graves problemas sociales y de seguridad internos. La conclusión: “A mí lo que me importa es que no afecte la economía y el bienestar de los mexicanos”. Muy lógico.

    La ruta está trazada para la campaña iniciada recientemente. La continuidad en la Casa Blanca estará cada vez cerca en la medida en que “lo primero sea lo primero”, aunque se rompan o eliminen alianzas, se ponga en peligro el sistema global de la economía, de la defensa y protección del ambiente o se horade la democracia con la acaparación de poderes. Todo ello con el diario tema bandera, los indocumentados, con especial dedicatoria al sur.