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Concurso

  • 31 octubre 2019 /

Se cerró la inscripción, la entrega de documentos termina mañana y a esperar la segunda quincena del próximo mes para culminar el proceso, que ojalá sea el más beneficioso para la educación con los aspirantes mejor capacitados para la docencia.

    Miles de maestros, las cifras provisionales mostraban un número superior a 22,000, viven estos días horas de ilusión y esperanza, pero también de máxima incertidumbre, puesto que las plazas a ocupar en el sistema de educación pública apenas superan las cinco mil.

    Las filas de docentes para entregar la documentación tras su inscripción en línea, un espacio virtual destinado exclusivamente para el concurso, evidencia irrefutablemente el alto nivel de desempleo y las enormes dificultades para las generaciones jóvenes en el desarrollo profesional.

    Como en otros organismos y empresas del Estado, la carga laboral por contrato no solo es pesada, sino, sobre todo, perjudicial para los empleados, para los que la renovación es un sentimiento de alivio; pero precedido durante semanas por la angustia de quedar en la calle, particularmente si no hay buen árbol en el que arrimarse por aquello de estar cobijado a su sombra. Un padrino o funcionario influyente da tranquilidad en el nerviosismo del concurso y en la espera de resultados.

    Sobre ello ya se han pronunciado funcionarios de Educación con rotundo no a las “mañoserías”, pues aseguran que quieren borrar “el estigma y las componendas políticas, garantizando un proceso limpio, transparente, que se cumpla en tiempo y forma”. Con expresión tan rotunda solo falta completar con un “amén”, al que seguirá el capítulo más importante.

    Dos siguen siendo los grandes enemigos del concurso que, agazapados, se hallan ahí y, como en la vez anterior, pueden hacerlo fracasar, llevarse de encuentro no solo la ilusión, sino el futuro, con cierta de tranquilidad, de quienes obtengan los mejores resultados y en ley debe ser reconocida su capacidad para la labor pedagógica.

    Nos referimos a lo señalado por la fuente oficial, “componendas políticas”, pero también al interés, no disimulado, de las organizaciones magisteriales para aumentar el número de sus afiliados. Unos por ingresar al sistema con plaza, pues dada la competencia hasta se agarrarían a un clavo ardiente, y otros por atender al correligionario recomendado o al pariente cercano del influyente directivo magisterial pueden hacer naufragar la nave en la que prometen limpieza y transparencia.

    Se cerró la inscripción, la entrega de documentos termina mañana y a esperar la segunda quincena del próximo mes para culminar el proceso, que ojalá sea el más beneficioso para la educación con los aspirantes mejor capacitados para la docencia.