La crisis, oportunidad de desarrollo, según los motivadores, es para Hondutel un obstáculo cuya mayor dificultad se halla en su interior, pese a que las expresiones rebasan optimismo. “Hemos crecido un 27%”, dice el gerente, mientras desde el sindicato se inclinan por alianzas estratégicas, no “socios operadores”. Todo se resume, por el momento, en la petición de un rescate financiero con dinero de todos los hondureños sin garantía de éxito, como quien dice, a fondo perdido. Eso de los rescates y rescatistas nos hace imaginar las playas y ríos en la temporada de verano que, en sector público, el peligro de ahogamiento es todo el año.
Mientras se busca oxígeno para evitar la asfixia, dentro aprietan duro el cuello con tráfico “gris”, que ha pagado la empresa con 18 millones de lempiras durante varios meses. Desde el departamento de Telemática de Hondutel en la capital se hicieron las llamadas a través de un intermediario internacional a Zambia, África. Se pagó y se calló, adjudicando responsabilidad a personal de nivel bajo, que fue despedido por “reajuste de personal”.
Hay crisis que los ejecutivos no quieren compartir con austeridad en sus salarios, a los que se dota de aumentos, calificados de selectivos, para integrantes de cierto rango o figura. Los incrementos demandados por el sindicato también tienen su peso, y si es cierto que el costo de la vida asciende, no es menos cierto que un puesto de trabajo proporciona seguridad en los ingresos familiares o personales.
No obstante, en Hondutel, como en toda la administración pública y sus adláteres, lo que no cuesta se hace fiesta, hablar de efectividad y el personal necesario para sostener la carga salarial y redituar ganancias no entra en el plan serio anual de la empresa, sí en las declaraciones a los medios.