28/04/2024
08:13 AM

Nicaragua, nueva Venezuela

La situación en Nicaragua avanza rápidamente hacia lo insostenible e insoportable. Con más de 300 muertos y 2,000 heridos, fruto de la represión del Gobierno, el miedo se ha apoderado del país.

La gente solo dispone de unas horas en la mañana para salir a la calle, pues al principio de la tarde comienzan los francotiradores a disparar sobre todo aquel que se mueve y no lleva una identificación del Gobierno.

El sanguinario dictador Ortega ha ordenado que los heridos por la represión no sean atendidos en los hospitales públicos y la gente muere desangrada en las calles.

Pero uno no sabe qué es peor, si esta tragedia o el silencio con que, en general, la comunidad internacional la acoge.

¿Qué estaría ocurriendo en este momento si eso mismo fuera protagonizado por un dictador de derecha? Estoy seguro de que todas las capitales europeas y la mayor parte de las ciudades norteamericanas hervirían de manifestaciones violentas de protesta. Sin embargo, el control que la izquierda ejerce sobre los medios de comunicación mundial es tan grande que, cuando son los comunistas los responsables de la tragedia, o no pasa absolutamente nada o pasa muy poco, y no se trata solo de Nicaragua, Venezuela es otro ejemplo sangriento de lo mismo.

En cuanto a la Iglesia, hay que denunciar que, por desgracia, fueron varios los obispos que durante años han confraternizado con el régimen de Ortega -entre ellos, el difunto cardenal Obando-, que ha sabido captarlos a su causa con prebendas, como pagar a un obispo y a todo su clero una peregrinación a Roma y Tierra Santa, mientras el pueblo pasa cada vez más dificultades. No obstante, en las últimas semanas la división en el seno del Episcopado ha disminuido.

El valiente obispo auxiliar de Managua, monseñor Báez, se ha convertido en el líder del cambio dentro de la Iglesia nicaragüense y el aumento de la represión ha logrado la unidad contra el régimen en el seno del Episcopado.