26/04/2024
05:04 PM

Milei, en la cuerda floja

Víctor Ramos

Hace muchos años cuando cursaba mis estudios en la Facultad de Ciencias Médicas de la Unah, fui llevado al pabellón en donde estaban recluidos los esquizofrénicos, en un ala del Hospital San Felipe. Aún estaba construido el Hospital Siquiátrico Mario Mendoza. Iba a cumplir una de las actividades en mi entrenamiento en el área de la siquiatría.

No he olvidado esa impresionante experiencia a pesar de los años. Fue ahí en donde renuncié a cualquier posibilidad de ser siquiatra. Se trataba de un local inmundo en donde los enfermos deambulaban con desorientación total, algunos totalmente desnudos y malolientes. No recuerdo si estaban en espacios separados hombres y mujeres. Muchos pregonaban ser Morazán, o Napoleón, o Hitler o profetas.

El recuerdo vino a mi memoria, con la velocidad de fuego en reguero de pólvora, cuando en un video en las redes sociales me mostró el rostro desajustado de Javier Milei, el actual presidente de la Argentina. Acudieron a mi mente, en tromba, aquellos rostros atormentados y enfurecidos que vi en el viejo Hospital San Felipe. Miraba un Milei con los ojos desorbitados, con la faz de un hombre fuera de sí, propalando insultos y usando un lenguaje altisonante y prepotente para sostener sus ideas.

Después me enteré de su manía para estar todo el día en las redes, en donde da “me gusta” a mensajes ofensivos o a la fotografía de una actriz porno o reproduciendo otros de muy mal contenido que, según explica el propio Milei, necesitan ser puestos en destacado para el conocimiento de todos. En uno de esos mensajes desafortunados se refirió de manera insultante a un gobernador de provincia -Argentina es un país federal dividido en provincias- y lo presentó con cara de mongoloide. El público reventó de inmediato en protesta por ese irrespeto a aquellas personas que por desgracia de un error de la naturaleza padecen el síndrome de Down.

Interesado por la personalidad desquiciada de este personaje fui en la búsqueda de más videos y me encontré que en las entrevistas se presenta, justamente, con ese rostro descompuesto, que pregona ser un león y se empareja con Trump o publica la imagen de la Estatua de la Libertad de Nueva York con su rostro, mientras propala que él no se atiende de las pequeñeces de la Argentina porque lo suyo está en las ligas mayores de los conflictos del mundo, entre ellos los problemas de Israel en donde no ve, ni por asomo, los crímenes de lesa humanidad en contra de los palestinos.

Ahora todo queda totalmente claro. Bueno, quienes no tenían clara la película son los argentinos que votaron por Milei, a pesar de que él fue muy claro y dijo justamente todo lo que haría en la presidencia y que está ahora en ejecución: devaluación de la moneda, aumento en el pasaje del transporte a cifras impagables por los argentinos, desconocimiento de todas las leyes que aseguran el bienestar social, supresión de las ayudas alimentarias, negación a los aumentos salariales de los maestros, cierre de la asistencia pública en salud, persecución de los dirigentes obreros y de los sindicatos, anulación del derecho a la protesta, elevación de los costos de la enseñanza y muchas atrocidades más que tienen a la gran mayoría de los argentinos en el nivel de la calamidad total.

Paralelamente, a pesar de que Milei asegura que el ajuste lo pagarían los de la “casta”, los que siempre se beneficiaron del poder político, todo ha recaído sobre las espaldas de los pobres y de la clase media que se cae sin poder adquisitivo.

En enfrentamientos con los gobernadores, les ha negado los subsidios legales, ha llevado a estos personeros a sospechar que Milei pretende la desintegración de la Argentina; de esa manera los territorios ricos en minerales y aptos para el cultivo y la ganadería caerían en poder del capital transnacional.

Las protestas masivas escenificadas en las calles han recibido la represión y de paso, Milei dice que los manifestantes deben pagar los gastos por el envío de policías a apalear a las multitudes hastiadas, apenas dos meses desde que se posesionó, de las extravagancias de un presidente que más parece un loco sin remedio que un normal conductor de un gran pueblo. Pero hay señales de que los argentinos despiertan.

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