25/04/2024
07:39 PM

La salud pública

Redacción.

Honduras es uno de los países de América Latina con mayores niveles de exclusión e inequidad. Y cuándo existe tanta desigualdad, la vida de los pobres está continuamente amenazada y por eso mueren prematuramente. La grave crisis en materia de salud que se vive en el país no es casual. Los responsables de tanta muerte y permanencia de enfermedades tienen nombres y rostros concretos que han sido indiferentes ante el dolor e impotencia de miles de personas.

Hace 34 años se reformó el sistema de salud y se le dio un enfoque comunitario que mejoró sustancialmente las condiciones, fue modelo de eficiencia del Gobierno e indicativo de una voluntad política que quería el bienestar de la población. Pero este se hizo pedazos y ahora la desatención a los pacientes, la falta de medicinas, las operaciones pospuestas y el trato inhumano han profundizado las inciertas condiciones de salud del pueblo. La compra de medicamento adulterado a precios por encima de lo normal, la sustracción de medicamento y equipo de los hospitales, el daño a los equipos, el tráfico de permisos laborales y por último el saqueo a las instituciones del subsector Salud, como ocurrió en el Instituto de Seguridad Social, han conducido al colapso del sistema de salud sin que los responsables sean castigados.

También es preocupante la deuda acumulada desde el 2005 al 2013 por el Ministerio de Salud que asciende a 2,684 millones de lempiras por el suministro de equipos y materiales a diversos proveedores, por no pagar becas y el salario a médicos y otros empleados.

Hace algunos meses, con la ayuda de la cooperación internacional, el Gobierno empezó a ensayar en algunos departamentos un nuevo modelo de atención al enfermo, tomando en cuenta que mantener la atención hospitalaria requiere una cantidad enorme de medicina que hasta ahora el Gobierno ha sido incapaz de cumplir -y un sector grande del gremio médico preocupado por la salud del pueblo.

Una segunda acción es la denominada descentralización de servicios, como la realizada en los hospitales de San Lorenzo, Ocotepeque y La Paz, donde grupos organizados de la sociedad se convierten en gestores de la salud, recibiendo recursos del Estado para contratar personal, compra de medicina y mantener la eficiencia en los hospitales y centros de salud. Esto suena a privatización, pero en los lugares donde se está aplicando se afirma que la población está recibiendo la atención adecuada.

Y la tercera forma es la medicina comunitaria con personal profesional, médicos en servicio social desplazados a las comunidades para dar atención médica en los propios hogares y con un enfoque más preventivo. (Boletín Caritas Honduras)