27/04/2024
03:24 PM

La opinión de Lincoln

Emilio Santamaría

Un joven escribió al presidente Abraham Lincoln pidiéndole una opinión. Le explicaba que había decidido hacerse abogado, y sabiendo el origen de Lincoln quería saber si podía darle algún consejo. El presidente contestó con una sola frase. Esa frase debe haber sido muy reveladora para aquel joven, y probablemente lo será también para usted. ¿Sabía usted que Lincoln vivió en pleno monte hasta que cumplió los 15 años? Su padre, un torpe e ignorante jornalero y cazador llamado Tomás Lincoln, construyó una tosca cabaña sin piso, ni puertas ni ventanas.

Fue allí donde Lincoln, a los nueve años, presenció la muerte de su madre, Nancy Hanks, quien a sus 35 años estaba agotada por vivir en aquel inhóspito lugar. Sin una madre que suministrara los cuidados mínimos, aquella cabaña se convirtió rápidamente en una pocilga maloliente. Este fue el ambiente solitario en que Lincoln, quien llegaría a ser presidente de los Estados Unidos, vivió sus primeros años. En ese lugar sobrevivió cazando junto con su padre, para poder comer. Hasta que un señor, apellidado Dorsey, fundó una escuela a unos seis kilómetro y Lincoln y su hermana caminaron a través del bosque para asistir a clases. Allí, a los quince años, aprendió a leer y escribir. Los alumnos no podían tener libros dada su pobreza, así que estimaban mucho los que leían en clase.

Seguramente cuando como presidente de los EE. UU., Lincoln recibió la carta de aquel joven se detuvo un momento y recordó el día en que el también decidió estudiar leyes. Fue mientras trabajaba en un almacén. Un carretero le vendió una caja que en el fondo tenía cuatro tomos de los Comentarios sobre el Derecho de Blackstone. Comenzó a leerlos y se sintió atrapado por ellos. Al finalizarlos tomó una decisión que cambiaría su vida para siempre ¡sería abogado!

Y ese fue el hombre que tomó la pluma y contestó al joven: “Si usted ha tomado la decisión de ser abogado, ya tiene la mitad del camino recorrido”. El presidente creía que cuando hemos fijado una meta y estamos comprometidos con ella ¡ya hemos recorrido la mitad del camino!

LO NEGATIVO: Ir a la deriva por la vida, sin tener claro lo que queremos.

LO POSITIVO: Aprovechar la fuerza, la energía y el compromiso que da tener claro lo que queremos.